Este año más que nunca es importante vacunarse frente a la gripe.
En el contexto de la actual pandemia de Covid-19 ambas infecciones pueden coincidir y por la inespecificidad de los síntomas que provocan, diferenciarlas se perfila complicado, de ahí lo trascendental de la vacunación frente a la gripe de las personas en riesgo para evitar complicaciones y así reducir el posible impacto en el sistema sanitario.
La gripe es una infección respiratoria viral aguda que se presenta con mayor incidencia entre los meses de noviembre y marzo, aunque la mayoría de los casos se concentran en un periodo de unas 6-8 semanas.
Normalmente se trata de una infección autolimitada, pero en poblaciones de alto riesgo se pueden presentar complicaciones que se traducen en un aumento de hospitalizaciones o incluso en un aumento de la mortalidad. Por ello, la vacunación es la forma más efectiva de prevenir la enfermedad y sus complicaciones.
La campaña de vacunación de la gripe 2020, tiene como objetivo disminuir el número y la gravedad de las afecciones derivadas de padecer esta enfermedad mediante la prevención.
Es necesario vacunarse anualmente porque estos virus cambian de un año a otro así que las vacunas adaptan su composición, además, la protección disminuye con el tiempo y no se garantiza que al año siguiente aún mantenga eficacia.
Desde el 13 de octubre y hasta el 31 de diciembre del 2020 puedes concertar cita para la vacunación llamando a tu centro de salud de referencia.
Población diana a la que se recomienda la vacunación antigripal
- Mayores de 65 años
- Embarazadas en cualquier trimestre de gestación
- Personas institucionalizadas (residencia de mayores y otros centros de atención y crónicos)
- Personas con enfermedades crónicas que presentan un alto riesgo de sufrir complicaciones consecuencia de la gripe
- Personal sanitario
- Convivientes de grupos de riesgo
- Personas que trabajan en servicios públicos esenciales (policía, bomberos, …)
- Trabajadores de explotaciones avícolas o porcinas
Hay que recordar que la gripe está causada por un virus por lo que los antibióticos no mejoran los síntomas ni aceleran la curación.
Lavarse las manos con agua y jabón con frecuencia, evitar tocarse los ojos, nariz o boca. Cubrirse la boca y nariz con la flexura del codo o con un pañuelo desechable al toser o estornudar, son medidas higiénicas básicas que ayudan a prevenir también el contagio.