El Gingko biloba es una maravilla. Ya sé que es una forma extraña de empezar un artículo, pero es que, al menos para un farmacéutico que se deje llevar un poco por el entusiasmo, el Gingko combina una serie de características que lo hacen una de las especies vegetales más fascinantes sobre la faz de la tierra.
Un fósil viviente
Con esos términos el mismísimo Darwin se refirió al Gingko biloba. ¿Por qué?
Cuando los científicos intentaron clasificar todos los seres vivos del plantea los repartieron en seis reinos. Bueno, primero en dos, luego en cuatro… ahora hay quién propone siete, pero la división más aceptada es la de los seis reinos, que son: el reino Bacteria, el Archeae, el Protista, el Plantae, el Fungi y el Animalia. Cada reino se divide en filos, cada filo en clases, cada clase en órdenes, cada orden en familias, cada familia en géneros y cada género en diferentes especies (y las especies en subespecies). A la hora de clasificar la especie Gingko biloba se vieron en un apuro. No encontraron similitudes con ninguna otra especie del reino vegetal. Hasta el punto de que crearon una rama independiente de todas las demás. El Gingko biloba es única especie de su género y pertenece al único género de su familia, a la única familia de su orden, al único orden de su clase y a la única clase de su filo.
Los únicos “parientes” filogenéticos que tiene están extintos.
Los yacimientos arqueológicos indican que el Gingko y sus familiares eran muy abundantes en el Jurásico y el Cretácico (hace unos 270 millones de años) pero que empezaron a desaparecer hacia el Paleoceno, y a nuestros días ha llegado una única especie.
Una planta ornamental
Hoy en día, el Gingko biloba está presente en muchos jardines. Es un árbol hermoso. Llega a tener una enorme envergadura de más de 30 metros de alto con ramas abiertas y largas que forman una copa amplia de forma piramidal. Es un árbol caducifolio.
Es una especie dioica, es decir, hay ejemplares masculinos y ejemplares femeninos que son muy similares y solo se diferencian en la forma de las flores y en la forma que adquiere la copa.
Hay ejemplares de Gingko biloba en todo el mundo. En la mayoría de los climas es capaz de prosperar y reproducirse. Como curiosidad, en el siglo XVII, el botánico alemán Engelbert Kaepfer llevó semillas desde Japón a Holanda donde se plantó uno de los primeros Gingkos de Europa que todavía se puede ver en el jardín botánico de Utrecht.
Una hoja como ninguna
¿Has oído eso de que algunas especies se parecen a aquello que curan? Se dice, por ejemplo, de las nueces, que tienen forma de cerebro y son buenas para mantener la mente sana. Pues eso mismo ocurre con el Gingko.
Las hojas del Gingko tienen un tono verde claro atípico y antes de caer adquieren un color amarillo intenso. Tienen una forma de abanico bilobulado y nacen de un brote largo. Muchas personas relacionan esa forma tan peculiar, que los botánicos definen como “abanico”, con la forma del corazón, asociando sus propiedades farmacológicas al cuidado del sistema circulatorio.
Una increíble planta medicinal
Las propiedades del extracto de la hoja del Gingko están fuera de toda duda. No se trata, solamente, de una planta que tradicionalmente se ha usado y a la que se le atribuyen una serie de características difíciles de explicar y con una evidencia científica débil. Al contrario, el Gingko está muy estudiado, se conocen con precisión las fórmulas de sus principios activos naturales (flabonoides, ginkgólidos y bilobálido) y la evidencia científica de sus propiedades farmacológicas está más allá de toda duda, aunque al leerlas parezcan increíbles.
El extracto de la hoja del Ginkgo presenta:
- Actividad vasodilatadora arterial. Es decir, dilata las arterias favoreciendo que la sangre llegue con más facilidad a todas las partes del cuerpo, especialmente a aquellas en las que las arterias se vuelven más estrechas o están contraídas.
- Acción venotónica. Aumentan el tono muscular de las venas.
- Actividad para aumentar la resistencia capilar. Cuando las arterias llegan a los tejidos se convierten en capilares: arterias muy finas y pequeñas en las que se produce el intercambio gaseoso. Estas arterias tan finas son muy frágiles. El Gingko aumenta su resistencia.
- Acción antiagregante plaquetaria. En realidad, actúa como inhibidor de un mediador químico llamado Factor de Agregración Plaquetario (PAF). El PAF no solo actúa promoviendo la agregación de las plaquetas, sino que desencadena una respuesta inflamatoria muy compleja que puede incluir efectos broncoconstrictores e inflamatorios. La acción del Gingko inhibe la producción del PAF sin poner en riesgo al paciente.
- Actividad para aumentar la resistencia a la anoxia. Aumentando la tolerancia a la falta de alimentos a nivel cerebral.
- Efecto antioxidante y neuroprotector. Ayudando a evitar el envejecimiento y la muerte de las neuronas.
Como ves, casi parece una planta milagrosa. No es así. El Gingko presenta todas estas actividades farmacológicas pero su acción no es muy potente. Si lo fuera se convertiría en un veneno.
¿Para qué se usa?
Tiene las siguientes indicaciones:
- Trastornos cognitivos. Incluidos la demencia degenerativa primaria, la demencia vascular, la falta de memoria, los trastornos de concentración y el humor depresivo. Esto es gracias a su actividad como venotónico cerebral su efecto antioxidante y neuroprotector.
- Claudicación intermitente y otras arteriopatías periféricas oclusivas. Ayudando a que la sangre llegue a los capilares y así los tejidos se mantengan alimentados.
- Vértigo y acúfenos de origen vascular. Patologías relacionadas con la irrigación cerebral.
- Pesadez de piernas y manos por causas circulatorias menores.
Además de todo esto se está estudiando su posible acción en glaucoma y retinopatía diabética.
Un gran poder y una gran responsabilidad
La naturaleza nos da principios activos muy útiles e interesantes. Algunos de ellos pueden usarse directamente como extractos, como el caso que nos ocupa, pero en otras ocasiones, los activos naturales sirven de “cabeza de serie” para seguir investigando obtener nuevos medicamentos.
Para terminar te propongo una reflexión.
“Natural” no es igual a “seguro”. El Gingko biloba es una planta con increíbles efectos potencialmente beneficiosos, igual que muchas otras. Pero su uso debe estar aconsejado por un profesional de la salud.
Está contraindicado en pacientes con problemas de coagulación ya tratados, por ejemplo, y también se desaconseja en embarazadas y durante la lactancia. Cualquier medicamento, tenga su base en compuestos naturales o no, tiene contraindicaciones y riesgos asociados. En España, la ley prohíbe la venta de plantas medicinales a las que se les atribuyen efectos farmacológicos fuera de las farmacias.
El uso de plantas medicinales de origen desconocido y sin el consejo de un profesional de la salud formado y titulado es peligroso.
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