No hay mejor alimento para el recién nacido que la leche materna ya que aporta todo lo que el bebé necesita para sus primeros meses de vida.
La lactancia materna se recomienda de manera exclusiva durante los primeros seis meses de vida del bebé, si bien la lactancia, combinada con otros alimentos, es beneficiosa hasta pasados los dos años.
En este artículo trataremos cómo extraer y conservar de manera eficiente la leche materna para que el niño pueda consumirla desde el biberón
Mantén la limpieza
El lavado de manos antes y después de cada extracción es imprescindible. Con agua y jabón es suficiente. Unas manos sucias pueden transmitir virus y bacterias, algunas de las cuales pueden causar enfermedades al lactante. Si vas a ayudarte de un extractor de leche, asegúrate de limpiar todas las partes que vayan a estar en contacto con la leche tal y como indica el fabricante en su manual de instrucciones.
Por otro lado, los recipientes que vayas a utilizar para almacenar la leche no tienen que estar esterilizados. Pueden lavarse con agua caliente y jabón o incluso en el lavavajillas. Es recomendable conservar la leche en recipientes de vidrio o en bolsas de almacenamiento especialmente diseñadas para ello. Siempre deben ser envases limpios, bien sellados y resistentes
Tiempos de almacenamiento
Siempre que hayas seguido los pasos anteriores y extraído la leche materna en las condiciones de higiene óptimas, podrás conservarla de tres maneras distintas: a temperatura ambiente, en la nevera o en el congelador.
A temperatura ambiente (25º) la leche materna recién extraída mantiene sus propiedades solo durante unas horas (6-8 horas máximo).En la nevera aguanta varios días (3- 5 días) y en el congelador varios meses (3-4 meses).
Una vez congelada, la leche materna se puede descongelar en el frigorífico o bajo agua templada. No dejes que la leche se descongele a temperatura ambiente y no vuelvas a congelar la leche que te haya sobrado después de la toma.
Se puede añadir leche recién extraída a la leche materna ya congelada, siempre que la leche que desees añadir se haya enfriado previamente en la nevera.
Puede que la leche al descongelarse tenga un olor diferente, se debe a la actividad de una enzima llamada lipasa, que deshace las grasas y las descompone para ayudar al bebé en la digestión de la leche. Este olor no hace que la leche esté mala, es solo que ha adquirido olor y sabor que puede que al bebé no le guste.
El truco está en la organización
La disciplina será tu mejor aliada si quieres conservar la leche de una forma exitosa. Envasa cantidades de 60 a 120 mililitros. Etiqueta cada recipiente con la fecha de la extracción y con el nombre del bebé en caso de que la vayas a guardar en la nevera del trabajo o de la guardería.
5 sencillos consejos
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