Numerosos estudios han demostrado la influencia de los hábitos nutricionales en el riesgo de desarrollar cáncer de colon. Hoy vamos a mostrarte algunos alimentos que pueden reducir las probabilidades de que desarrolles este tipo de cáncer.

Cáncer de colon

El cáncer de colon afecta específicamente al intestino grueso. En la mayoría de los casos, se desarrolla a partir de células que recubren el colon. Los tratamientos se adaptan dependiendo del estadio de la enfermedad, de la localización del tumor y del estado general de salud del paciente. Pueden incluir cirugía (extirpación del tumor mediante resección intestinal con o sin estoma), quimioterapia, radioterapia o terapia dirigida.

Alimentación y cáncer

El cáncer de colon es el tercer cáncer más común en hombres y mujeres.

A menudo, la enfermedad y sus tratamientos conducen a trastornos alimentarios. Sin embargo, comer bien y adaptar la dieta es fundamental para prevenir y combatir la enfermedad.

Una dieta equilibrada y variada con abundancia de alimentos de origen vegetal con alto contenido en fibra (frutas, verduras, legumbres y cereales integrales) reduce el riesgo de desarrollar cáncer. Sin embargo las dietas hiperproteicas incrementan el riesgo de cáncer de colon.

Alimentos protectores

Existen componentes de los alimentos reconocidos por su función protectora contra ciertos tipos de cáncer, como la fibra dietética que se encuentra en los cereales integrales, frutas, verduras y legumbres. Los ácidos grasos de cadena corta (AGCC).

Ácidos Grasos de Cadena Corta (AGCC)

Los AGCC son moléculas producidas por las bacterias cuando fermentan la fibra y otros componentes de los alimentos en el interior del colon.

Contienen de 2 a 6 átomos de carbono, siendo los principales el ácido acético, el ácido propiónico y el ácido butírico.

Sirven de fuente de energía para los enterocitos, células que recubren la pared del intestino, favorecen la motilidad y el tránsito intestinal, contribuyen a la consolidación de la mucosa protectora del intestino, poseen efecto antiinflamatorio y ayudan a impulsar la diferenciación de las células inmunitarias.

Al alterar positivamente el entorno intestinal modulan el sistema inmunitario ofreciendo protección contra el cáncer colorrectal.

  • Lentejas. Contienen una gran cantidad de fibra, antioxidantes, fitoquímicos y folatos. Protegen las células del colon a la vez que favorecen su función de absorción de nutrientes y descarte de sustancias inservibles para tu organismo.
  • Manzanas. Contienen flavonoides y ácidos fenólicos, antioxidantes que combaten los radicales libres que pueden ocasionar daños en las paredes del colon.
  • Nueces. El doctor Daniel W. Rosenberg y sus colaboradores de la University of Connecticut (UConn Health) y The Jackson Laboratory for Genomic Medicine publicaron en Cancer Prevention Research un estudio con ratones en el que se demostraba que el consumo de nueces puede reducir significativamente el riesgo de desarrollar cáncer de colon. En su estudio pionero observó que los ratones a los que se incluía en la dieta entre el 7 y el 10,5% del total de sus calorías mediante nueces, desarrollaban con una frecuencia muy inferior cáncer de colon que los ratones del grupo control. Las bacterias que viven en el tubo digestivo digieren la fibra ingerida produciendo compuestos con capacidad anti-inflamatoria que podrían reducir la iniciación del tumor.
  • Tomates. El abundante contenido del antioxidante licopeno en los tomates puede ayudar a combatir el cáncer, pues dificulta la proliferación de células cancerosas.
  • Avena. Con un 6,7% de fibra, antioxidantes y compuestos antiinflamatorios como las avenantramidas ayudan a preservar el ADN de tus células.
  • Almidón resistente que se encuentra en alimentos como el plátano macho, la avena o las legumbres.

Alimentos a evitar

Hay alimentos que consumidos en exceso favorecen el desarrollo del cáncer, como las carnes rojas y los embutidos.

Investigadores de la Universidad del Sur de California-Davis, en Estados Unidos estudió una muestra importante de 6300 pacientes durante casi dos décadas. Se comprobó que los sujetos con dietas hiperproteicas tenían el doble de posibilidades de morir por cualquier causa y cuatro veces más de hacerlo víctimas de un cáncer. En 2015, la Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer (IARC) clasificó el consumo de carnes procesadas como carcinógeno en humanos y el consumo de carnes rojas como probablemente carcinógeno en humanos.

Los diferentes tipos de carne son alimentos de gran interés nutricional, la ingesta de proteínas, hierro, zinc o vitamina B12 es indispensable para el organismo humano. Sin embargo, el exceso de carnes rojas aumenta el riesgo de cáncer de colon.

Se cree que cerca de 5.600 nuevos casos de este tipo de cáncer pueden atribuirse al consumo excesivo de carnes rojas y embutidos.

Nitratos y nitritos

La industria cárnica emplea nitratos y nitritos como conservantes. Estas sales aportan más sabor y color a los productos lo que provoca que sean más atractivos hacia el consumidor, pero la legislación europea permite un máximo de 150 partes por millón ya que son aditivos cancerígenos.

Consumo recomendado de carnes rojas

Con el fin de prevenir el cáncer de colon, se debe limitar el consumo de carnes rojas a menos de 500 g por semana, favoreciendo el consumo de aves y alternando siempre con pescado, huevos y legumbres para obtener la cantidad de proteínas que tu cuerpo necesita.

También es importante limitar el consumo de embutidos grasos ultraprocesados a menos de 150 g por semana. El jamón serrano, ibérico y cocido, así como la cecina y el lomo ibérico, se pueden consumir en mayor cantidad.

Preparación de alimentos

Ciertos métodos de cocción que implican temperaturas superiores a 200°C o exponer directamente los alimentos a las llamas (frituras, parrillas, barbacoa, etc.) pueden provocar la formación de sustancias cancerígenas o potencialmente cancerígenas (como los hidrocarburos aromáticos policíclicos), por eso es importante que prepares tus alimentos al horno, a la plancha, hervidos o al vapor.

Ayuno de alimentos

No hay evidencia en humanos de un efecto protector del ayuno sobre la aparición de cáncer. Por lo tanto, no está justificado practicar el ayuno con el fin de prevenir el cáncer.

AUTORA

Amil López Vieitez

Doctora en Farmacia y Nutricionista

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