INGREDIENTES 

1,8 kg de tomate maduro y bueno
500 g de cerezas rojas
1 cebolleta
1 pimiento rojo pequeño
1/2 diente de ajo
150 ml de aceite virgen bueno
Sal y vinagre de Jerez al gusto
Decorar: 1 trocito de queso parmesano

APROXIMADO PROCEDER

  1. Mezclar en buena turmix, tomates, cebolleta, pimiento, ajo y cerezas. Batir bien.
  2. Pasar por el chino o pasapurés la mezcla resultante.
  3. Devolver esa mezcla a la batidora y volver a pasarla otra vez, añadiendo ahora la sal, el vinagre y el aceite. Se montará mejor y quedará con mucha mejor textura.
  4. Enfriar y servir con una nube de parmesano rallado y media cerecita para decorar.

El Colegio de Farmacéuticos de Pontevedra te ofrece la valoración nutricional de esta receta:

Rojo pasión, rojo fuego, rojo nutritivo y rojo peligro. Cóctel molotov de antioxidantes, bendito peligro 

No había probado nunca un gazpacho de este tipo. Tengo que reconocer que para el gazpacho soy muy clásica pero hoy tocaba probarlo y me sorprendió su potente color rojo, su impresionante sabor, pero sobre todo su calidad nutricional.

Vamos por partes: Las cerezas (la super-fruta, le llaman) son conocidas desde la antigüedad. Se dice que son originarias de Mesopotamia y que en la antigua Grecia eran muy apreciadas por los galenos por sus propiedades depurativas. Hoy en día sabemos que tienen una elevada concentración de antocianinas, a ellas tienen que agradecerles no solo su bonito color sino también, su mayor virtud, la potencia que tienen como antioxidantes con todos los beneficios que eso conlleva a todos los niveles fisiológicos.

No solo tienen propiedades depurativas ayudando a eliminar toxinas a nivel intestinal, pueden disminuir la inflamación ayudando a mitigar los síntomas de la artritis y la gota.

Estudios publicados recientemente en Medicine and Science in sports and exercises hablan sobre los beneficios que tienen en la recuperación, a nivel muscular, de los atletas después de hacer un esfuerzo intenso (echadle un ojo, es interesante ahora que a todo el mundo se le ha dado por ser runner y rescatar ese chándal del instituto que tenían olvidado).

Entre las vitaminas que contienen podemos destacar la C y la E (más antioxidantes… os lo avisé), K y minerales como hierro y magnesio además de ácido fólico y fibra. Parece ser que es de los pocos alimentos que contiene melatonina, ayudando a controlar el ritmo cardíaco y mejorando los ciclos del sueño y vigilia. De hecho, hay un grupo de investigación en Neuroinmunofisiología y Crononutrición de la Universidad de Extremadura que está trabajando sobre este aspecto (interesante).

¡Ricas en betacarotenos! Los famosos precursores de la vitamina A que nos van a ayudar este verano a protegernos del sol (¡¡OJITO!! Actúan como protectores endógenos de la piel frente a los efectos dañinos de la luz ultravioleta, aumentando la defensa basal. Pero no actúan como pantalla fotoprotectora, sino que frenan o reparan los daños oxidativos que el sol provoca
en la piel. No podéis olvidaros de las medidas básicas de protección como son utilizar pantallas solares siguiendo las normas correctas de aplicación y evitar exponeros al sol en las horas más peligrosas… que ya lo sabéis).

El tomate, otro alimento más que vino del continente americano en manos de los conquistadores. Es originario de Perú y fue cultivado por los Aztecas en México, de hecho su nombre viene de la palabra Azteca “xïctomatl” (fruto con ombligo). En un principio se utilizaba como planta ornamental pero con los años pasó a formar parte de la dieta española.

Os podría decir que es el “fruto” de una planta de la familia de la solanáceas… y de hecho lo digo y se abre la caja de Pandora. Típica discusión que no se debe tener en una sobremesa después de una buena comida. El tomate no es un fruto, es una fruta, o una hortaliza, o una baya.

Los tomates son alimentos ricos en licopenos, responsables del color rojo del fruto. El licopeno es un carotenoide sin actividad provitamínica A, que presenta un alto poder antioxidante (¿veis cómo era verdad lo del cóctel molotov de antioxidantes?) relacionado con un menor riesgo de padecer enfermedades crónicas, como el cáncer y las enfermedades cardiovasculares.

Según estudios recientes, los licopenos evitan la oxidación del colesterol transportado por las lipoproteínas de baja densidad (el LDL…el malo) que da lugar al estrechamiento y endurecimiento de las arterias y os puedo decir que en algún estudio que leí el efecto es mayor si el tomate estaba triturado y mezclado con aceite de oliva (Anda!! Como en nuestro cerepacho!!!!) PASIÓN…Y SALUD.