La alopecia puede afectar a cualquier zona de nuestro cuerpo en la que haya pelo, siendo el cuero cabelludo la más susceptible de pérdida de masa capilar. Aunque es más común en hombres, la caída del pelo nos afecta a todos, también a mujeres, a medida que envejecemos. Cuando esa pérdida de cabello pasa a ser excesiva en una edad temprana, puede significar el comienzo de una alopecia precoz. Aunque en muchos casos la pérdida de pelo se asume como algo normal asociado al envejecimiento, lo cierto es que disponemos de tratamientos para prevenir y tratar la alopecia.

La pérdida de pelo es parte de un proceso natural, el de la renovación capilar, el pelo tiene un ciclo de vida compuesto por 3 fases:

Fase de crecimiento o anágena: tiene una duración de entre 2 y 7 años aproximadamente. Por lo general, el pelo crece a un ritmo aproximado de 1 cm al mes. Alrededor del 85% del pelo se encuentra en esta fase en condiciones normales.

Fase de transición o catágena: de aproximadamente 3 semanas de duración en las que el pelo deja de crecer.

Fase de reposo o telógena: constituye la fase de caída. En esta fase se encuentra alrededor del 14 % del pelo.

Al terminar esta fase de reposo, el ciclo comienza de nuevo y finaliza cuando deja de crecer pelo en el folículo piloso.

Por lo tanto, la pérdida de pelo es un proceso natural, con una pérdida normal y diaria de entre 50-100 cabellos al día. La genética, los hábitos alimenticios o cambios en el organismo- como situaciones de estrés, embarazo o determinadas enfermedades- pueden aumentar la proporción de pelo en la fase de reposo.

Cuando la pérdida de pelo es excesiva y afecta a la densidad capilar hablamos de alopecia.

Tipos

Hay muchos tipos de alopecia, la más frecuente es la alopecia androgénica, afecta alrededor del 50% de los hombres, puede manifestarse a cualquier edad a partir de la pubertad aunque se acentúa entre los 40-50 años. Este tipo de alopecia provoca una calvicie permanente, que presenta un patrón masculino que comienza con un retroceso de la línea de crecimiento frontal, para seguir con una pérdida de la densidad capilar en la parte superior de la cabeza. En el caso de mujeres, suele presentarse después de la menopausia, ente los 60 y 70 años, y desarrollan una alopecia de patrón femenino: el cabello se vuelve más fino y delgado y se pierde en la parte central sin afectar a la línea del nacimiento.

Otro tipo de alopecia frecuente es la alopecia areata, de origen desconocido aunque con frecuencia asociada a la presencia de enfermedades autoinmunes, la pérdida de pelo es en forma de placas y puede ser de tipo localizada o generalizada dando lugar a una pérdida total de pelo corporal, en ocasiones se acompaña de síntomas como picor, escozor o dolor. En la gran mayoría de los casos la pérdida de pelo es reversible con el tratamiento adecuado aunque son frecuentes las recaídas.

¿Por qué se nos cae el pelo?

Por lo general, la caída del pelo responde a una serie de motivos que, combinados entre sí, acentúan el riesgo de sufrirla. Los principales son:

  • Influencia hormonal: Esta es la causa más frecuente tanto en hombres como en mujeres. En ellos, tiene que ver con la acción de los andrógenos, la hormona sexual masculina, sobre los folículos del cuero cabelludo. En ellas, se debe más a procesos como la menopausia, el embarazo o el postparto.
  • Genética: Posiblemente el factor más conocido. Nuestra predisposición hereditaria suele ser una razón de peso. En el caso de la alopecia androgénica y, en menor medida, en el caso de la alopecia areata
  • Estrés: El estrés emocional es un factor a considerar ante caídas repentinas y evidentes del cabello. Normalmente es una causa reversible, que desaparece cuando volvemos a una situación de mayor calma y tranquilidad.
  • Alimentación: A través del torrente sanguíneo los nutrientes llegan al folículo piloso, por lo que una alimentación saludable y equilibrada contribuye a tener un pelo sano.
  • Consumo de ciertos medicamentos: Los tratamientos hormonales, como pueden ser los anticonceptivo, esteroides, la administración de quimioterapia y los fármacos para combatir las enfermedades del corazón o diabetes pueden tener efecto sobre la caída del pelo.
  • Contaminación: Con una calidad del aire cada vez peor, los factores ambientales también pueden contribuir a la alopecia. Las partículas contaminantes se depositan sobre nuestro cuero cabelludo y cabello, reduciendo su densidad.

¿Se puede prevenir la alopecia?

Los factores predisponentes de alopecia en su mayoría no son evitables. Sin embargo, sí que se pueden seguir ciertas pautas para retrasar su aparición:

  • Cuidar el cabello es la primera y la más obvia de las recomendaciones que se deben seguir. Consulta con un especialista de confianza cuál es el mejor tratamiento para ti. Se puede acompañar de la toma de antioxidantes, que favorecen la calidad y densidad capilar.
  • Unos buenos hábitos de vida son fundamentales, ya que la alopecia también puede venir asociada al síndrome metabólico o enfermedades cardiovasculares, y una dieta equilibrada ayuda a mantener el pelo en buen estado. Una vida sana contribuye a un cabello sano.

En el caso de las alopecias reversibles, como su propio nombre indica, esa pérdida de pelo se puede solucionar al poner remedio al factor desencadenante, como puede ser una enfermedad, una situación de estrés o una mala alimentación. En caso de caída de cabello a causa de un fármaco, el pelo suele volver a las pocas semanas de finalizar el tratamiento.

El factor anímico es algo muy importante cuando hablamos de alopecia. Muchas personas sienten cómo ese cambio estético afecta a su autoestima. Es importante aceptar nuestra imagen pero si estás viviendo un episodio de pérdida de cabello y te está afectando anímicamente, no dudes en buscar asesoramiento psicológico.