La salida de los primeros dientes en el bebé es un acontecimiento en la vida del niño, comienza alrededor del 6º mes y antes de los 3 años suele completarse y aunque acabarán siendo reemplazados por los dientes definitivos, su cuidado es muy importante.

Como hemos dicho la erupción de los primeros dientes suele comenzar alrededor del 6º mes, aunque la cronología es muy variable y no hay una regla, sí que es cierto que si los dientes temporales tardan en salir, también tardarán los dientes permanentes.

Casi siempre, los primeros dientes en emerger son los incisivos inferiores (los de delante, centro y abajo), aunque el orden en que emergen también es variable. En total son 20 piezas que serán sustituidos por los dientes permanentes: 8 incisivos, 4 caninos y 8 molares.

Los dientes de leche intervienen en la masticación, en la pronunciación y favorecen el desarrollo de las estructuras maxilofaciales, también tienen una función estética y sirven de guía para la salida de los dientes temporales, la pérdida prematura de un diente de leche puede afectar a la correcta salida de los dientes definitivos.

La salida de los dientes puede ocasionar malestar en el bebé, que esté incómodo, babee más de lo normal y llore con facilidad. Los dientes al salir ejercen presión sobre la encía, que se enrojece, inflama y es sensible al tacto. Estas molestias suelen durar unos días hasta que sale el diente.

No es necesario tratar la salida de los dientes, pero sí se pueden reducir las molestias para que resulte más llevadera: a través del uso de mordedores, la aplicación de frío (mordedores rellenos de agua enfriados previamente en la nevera) o incluso masajeando la encía con un dedo limpio o una gasa húmeda. Si las molestias dificultan el sueño, se puede administrar un analgésico a las dosis habituales (paracetamol o ibuprofeno)  aunque no se deben aplicar sobre la encía.

Desde el momento en que salen los primeros dientes es importante mantener una higiene bucal adecuada. Utilizaremos un cepillo dental de cabezal pequeño y de filamentos suaves y una pasta de dientes con una concentración de flúor adaptada a la edad del niño. La cantidad de pasta de dientes a utilizar debe ser aproximadamente del tamaño de un guisante.

Además de una correcta higiene bucal, para evitar la aparición de caries hay que disminuir el contacto de los azúcares con los dientes. Para ello, evitaremos dejar al bebé acostado con el biberón de leche u otro líquido azucarado, también las tomas prolongadas y nocturnas de lactancia materna y evitaremos también mojar el chupete en miel, azúcar o líquidos para tranquilizar al bebé.

  • Se les llama dientes de leche porque son más blancos y porque suelen comenzar a salir cuando el bebé se alimenta de leche
  • No existen datos que confirmen que la dentición produzca fiebre.