Cada vez hay más farmacéuticos en redes sociales; somos profesionales de referencia dentro y fuera de la farmacia.
Basta con acceder a cualquiera de los perfiles de Farmacia Enfurecida en redes sociales para leer una descripción que le define de maravilla: farmacéutico, tuitero y bloguero de batas. Detrás del mostrador virtual atiende Guillermo Martín Melgar, un joven salmantino que, entre consulta y consulta, se dedica a comentar la actualidad sanitaria en clave de humor.
Aunque las risas con él están aseguradas, Farmacia Enfurecida es mucho más que un perfil de comedia. De hecho, una de las grandes luchas de Guillermo trata un tema muy serio: la recomendación de medicamentos por parte de influencers sin formación en farmacia, que se toman la libertad de aconsejar la automedicación a sus seguidores.
En noviembre de 2019 publicó su primer libro, Esta farmacia es una cruz, en el que trata de explicar cómo es el día a día de cualquier profesional farmacéutico a través de sus propias vivencias personales. Charlamos con él sobre la actualidad, las redes sociales y su trayectoria, que le ha llevado a ser uno de los profesionales sanitarios más influyentes del momento.
¿Quién es Guillermo Martín Melgar?
Soy un farmacéutico al que le gusta escribir y el humor. Hace años abrí las cuentas de Farmacia Enfurecida y se me fue de las manos.
¿Cómo nace Farmacia Enfurecida y de dónde proviene el nombre?
Nació cuando estaba en la universidad y utilizaba la cuenta para contar el día a día de un estudiante de farmacia. También la utilizaba para no morirme de aburrimiento en prácticas, no me escondo. El nombre es para crear contraste con el cachondeo con el que suelo escribir, pero también porque intento reflejar las situaciones del día a día de una farmacia y algunas mosquean bastante.
En unas redes sociales donde la comunidad está más pendiente de sectores como la moda o el deporte, ¿dónde está la clave para que un farmacéutico tenga decenas de miles de seguidores en sus perfiles?
En la información sanitaria, por supuesto. A la gente le interesa muchísimo el tema de la salud y ahí tenemos mucho que aportar. Aunque no ganemos tanto como un blogger de moda o deportistas sí podemos utilizar nuestros conocimientos para crear estas comunidades. Tenemos más valor del que creemos.
A la gente le interesa mucho la salud y los profesionales farmacéuticos tenemos más valor del que creemos
Hablemos de influencers, ¿crees que gana credibilidad una persona con muchos seguidores ante una bien formada e informada?
No, ni mucho menos. La mayoría de la gente siempre se va a fiar más de una persona formada. Pero hay una minoría que no y, hablando en cifras de millones de seguidores, una minoría no es poca cosa. Si un 5% de un millón de seguidores hace caso a una influencer en alguna burrada, imagina el estropicio.
Tus publicaciones apuestan por el humor como herramienta para conectar con la gente. ¿Te pones límites? ¿Hasta qué punto crees que humor y salud pueden ir de la mano?
Creo que el humor es un buen método para informar al público. Hay que tener cuidado, eso sí, porque algunos temas de salud son delicados o pueden molestar a alguien. Es importante dejar claro que el humor se hace sobre situaciones y no sobre personas.
A menudo encuentro usuarios que me piden medicamentos por Instagram
¿Cómo ves al profesional farmacéutico en redes sociales? En el ámbito presencial somos profesionales de referencia en cuestiones de salud pero, ¿crees que nos estamos adaptando para serlo también en el campo digital?
Sí, estoy convencido. Somos una profesión que, aunque parezca que no, nos hemos adaptado al uso de las redes sociales. Cada día hay más profesionales farmacéuticos en redes y estamos dejando ver que somos referencia en cuestión de salud dentro y fuera de la farmacia.
¿Cuáles son las dudas más frecuentes que te plantean los usuarios?
De todo: desde los que me piden medicamentos por Instagram (sí, los hay) a los que tienen dudas sobre algún tratamiento, el coronavirus, etc. Hay un mundo.
¿Cómo valoras el conocimiento de la sociedad sobre farmacia? ¿Realmente se sabe tan poco acerca de ella?
Sí, la verdad. Es triste y sorprendente lo poco que se conoce sobre nuestra profesión fuera del sector, aunque creo que poco a poco nos vamos haciendo hueco en la opinión pública.
Ocho años dan para mucho, ¿alguna anécdota llamativa que aún recuerdes hoy? Que nos puedas contar, claro…
Podría hacer otro libro hablando solo de ellas. Desde las malas, como polémicas, insultos o jaleos, hasta las buenas, como el compañerismo o haber conocido gente nueva. Las redes sociales son como tener otra vida aparte, una vida que se solapa ocasionalmente con la vida real.
Las redes sociales son como tener una vida aparte que se solapa con la real
Vamos con el tema del momento, el fenómeno coronavirus está siendo tan fuerte que los profesionales farmacéuticos en redes sociales tampoco estamos siendo ajenos. ¿Es grande el nivel de alarma que te transmiten los usuarios?
La mayoría de mis usuarios son sanitarios o interesados por temas sanitarios y saben informarse bien. Sin embargo, leo opiniones en foros, grupos de Facebook, perfiles de gente ajena, etc. y está cundiendo mucho el pánico en redes sociales. Por suerte, también tenemos a muchos sanitarios tranquilizando a la población y explicando qué hay que hacer y qué no.
He llegado a leer que se recomendaba cocaína para frenar el coronavirus
El coronavirus ha servido para que aparezcan tus grandes enemigos, los cuñadismos. Especialmente graves cuando afectan a la salud. ¿Cómo los combates? ¿Qué confusiones de usuarios son las que más te encuentras?
Mi forma de combatir es siempre el humor. Y con los cuñadismos no es difícil la verdad, la mayoría son un chiste en sí mismo. Hace poco leí que recomendaban cocaína para frenar el coronavirus. La mayoría de confusiones que encuentras son las mismas que en la farmacia: utilizar medicamentos (o productos) para algo que realmente no valen.
¿Cuántas mascarillas has vendido estos días?
Teníamos pocas, la verdad, pero me he hartado de repetir que la mayoría no son necesarias. Es complicado alertar de que no lo son cuando en los medios bombardean con imágenes de China y todo el mundo las lleva. Menos mal que algunas personas hacen caso.
Todos hemos subestimado el COVID-19 porque parecía raro que llegase, pero está haciendo un daño del que tardaremos en reponernos
Como farmacéutico que atiende cada día en el mostrador, ¿cómo estás viviendo esta situación sin precedentes? ¿Qué te trasladan los clientes que llegan a tu farmacia?
Está siendo una época bastante extraña: las farmacias estamos abiertas a pesar del estado de alarma para situaciones o problemas importantes. Sin embargo el público suele venir como un día normal. Mucha gente encuentra en ir a la farmacia una excusa para salir de casa. Además no están abiertos los centros de salud, así que el trabajo se multiplica.
¿Crees que realmente le hemos dado al COVID-19 la importancia que tiene?
Inicialmente creo que todos lo hemos subestimado, era algo que pasaba lejos y nos parecía raro que llegase, pero ha llegado y ha colapsado la Sanidad. Está haciendo un daño personal y económico del que tardaremos mucho tiempo en reponernos. La cosa va para largo, me temo.
Hace pocos meses has publicado tu primer libro Esta farmacia es una cruz, una novela gráfica dirigida principalmente a profesionales del sector farmacéutico. ¿Qué nos podemos encontrar en él?
Es la historia de una farmacéutica novata que empieza a trabajar en una farmacia y tiene que ganarse a los pacientes, algo que hemos vivido todos los farmacéuticos. Entre medias puede verse una radiografía de la farmacia española: desde pacientes a los propios farmacéuticos y, por supuesto, las diferentes situaciones. He querido describir la realidad con un toque cómico.
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