Durante el invierno es habitual que algunas personas padezcan la sufrida presencia de sabañones. Pero, ¿qué son? ¿Cómo y por qué aparecen? En este artículo hacemos un resumen de este molesto trastorno que puede ser más de lo que parece.
Tal vez los lectores más jóvenes de este artículo ni siquiera sepan qué son los sabañones. Ahora estamos acostumbrados a vivir en entornos en los que la temperatura está muy controlada y todos tenemos acceso a buenas prendas de abrigo, incluidos guantes y buenos zapatos y esto hace que los sabañones no hagan acto de presencia o solo lo hagan en determinadas personas que parecen especialmente sensibles.
Los sabañones son la inflamación dolorosa de los vasos sanguíneos
Los sabañones son alteraciones de piel que siempre se han relacionado con el frío y cursan con los siguientes síntomas:
- Áreas rojas y que pueden volverse azuladas.
- Picor
- Dolor
- Hinchazón
- Hormigueo
- Ardor
- Ampollas e incluso úlceras, en casos extremos.
No están directamente provocados por el frío
Aunque todo el mundo los relaciona con el frío, lo cierto es que no es exactamente el frío lo que los causa.
Cuando zonas con vasos sanguíneos de pequeño calibre se ven expuestas al frío ciertas áreas de la piel pueden perder irrigación. Esto ocurre porque nuestro organismo trata de adaptarse a las bajas temperaturas y para hacerlo se produce una vasoconstricción de los vasos sanguíneos más expuestos y limitando así la pérdida de calor. Este estrechamiento reduce la cantidad de sangre y oxígeno que llega a una zona concreta de la piel.
Nuestro cuerpo dispone de mecanismos de regulación con capacidad para adaptarse a cambios externos de temperatura y, en la mayoría de los casos, estas adaptaciones son beneficiosas y no tienen ningún tipo de consecuencia. El problema llega cuando tras este frío aplicamos calor de golpe. Esto puede llevar al vasoespasmo, es decir, a que los vasos sanguíneos se colapsen y se cierren completamente y esto genera una inflamación que lleva aparejados todos estos síntomas de los que hablamos. Así que los sabañones se relacionan con los cambios bruscos de temperatura y no solo con el frío.
Las zonas más propensas son aquellas en las que los vasos sanguíneos tienen un pequeño calibre y tienden a estar a menor temperatura, como las manos, los pies, la nariz y las orejas.
Evolución y tratamiento
Estos síntomas son de corta duración y, en la mayoría de los casos, suelen desaparecer espontáneamente sin necesidad de tratamiento al cabo de un par de semanas.
De manera general podemos decir que no necesitan tratamiento, aunque existen disponibles medicamentos que pueden aliviar los síntomas. A continuación, os dejamos algunas medidas higiénicas y de hábitos saludables para evitar su aparición.
- Evitar el frío y la humedad.
- Después de la exposición al frío, no calentar las extremidades bruscamente si no de forma progresiva.
- Evitar prendas que compriman para no dificultar el flujo sanguíneo.
- Buena hidratación.
- Eliminar el tabaco y el alcohol.
- Proteger la piel, evitando rozaduras.
Los sabañones y el Síndrome de Raynaud
La enfermedad de Raynaud es un trastorno poco frecuente de los vasos sanguíneos que afecta a los pies y las manos. En ella, estos vasos tienen menor calibre de lo habitual y esto hace que estos pacientes sean especialmente sensibles a los cambios de temperatura y que, en muchos casos, convivan con los sabañones incluso cuando no hace mucho frío, ya que no son capaces de adaptarse correctamente a cambios de temperatura que para otras personas no tienen ninguna importancia.
Factores de riesgo para padecer sabañones
Todo el mundo puede padecer sabañones si se dan las circunstancias, pero en ciertos casos hay más probabilidades:
- Pacientes con enfermedad de Raynaud, como ya hemos visto.
- Personas con problemas circulatorios.
- Pacientes con enfermedades autoinmunes como lupus eritematoso, artritis reumatoide o esclerodermia.
Conclusión
Los sabañones son resultado del colapso de los vasos sanguíneos de mejor calibre de la piel por los cambios bruscos de temperatura. Pueden ser muy molestos y dolorosos e incluso llegar a ulcerarse, pero, en general, tienen un buen pronóstico.
La forma de evitarlos es usar ropa de abrigo y en caso de estar a bajas temperaturas tener cuidado con no aplicar calor de repente.
Aunque en la mayoría de los casos no es necesario, existen tratamientos disponibles que son eficaces y seguros. Si padeces sabañones coméntaselo a tu farmacéutico y juntos encontraréis la solución adecuada a tu caso.
Adrián Acuña
FARMACÉUTICO COMUNITARIO | COMITÉ EDITORIAL
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