Seguramente todos hemos oído alguna vez este término, que define un problema muy común en nuestra sociedad, que afecta a cerca de un 20% de personas mayores de 40 años y a un 35% de los mayores de 60 años, con mayor prevalencia entre las mujeres.

El ojo se produce por la falta de lágrima o por mala calidad de la misma y que origina síntomas que se acompañan de incomodidad y déficit visual, pudiendo llegar incluso a dañar la superficie ocular.

El sentido de la vista condiciona enormemente nuestra relación con el medio. Los ojos son órganos complejos y sensibles, están formados por diferentes estructuras que van a determinar nuestra salud visual como la córnea, el cristalino, la retina… o la lágrima que va a tener funciones que inciden directamente en la visión, en la protección del globo ocular, en el metabolismo del ojo y sin duda en el confort de la persona.

La primera de estas funciones, como sabemos, es la de mantener el ojo húmedo creando una barrera protectora frente a las infecciones y facilitando la eliminación de irritantes y cuerpos extraños. La acción del parpadeo hace que la lágrima se distribuya homogéneamente por la superficie ocular. De hecho, el número de veces que parpadeamos por minuto tiene una relación muy directa con la sequedad ocular, y es muy habitual que personas que parpadean mucho lo hagan como mecanismo reflejo en caso de una lágrima deficiente. Por el contrario, un parpadeo insuficiente puede acarrear algunos problemas.

Antes de continuar… debemos saber que la lágrima está formada por diferentes capas.

Son tres las fases que la componen…

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La más externa es la capa lipídica o grasa. Actúa como lubricante, disminuyendo la fricción entre el párpado y la córnea (la parte más externa del globo ocular), además ayuda a retrasar la evaporación de la capa acuosa. Esta capa lipídica es la que habitualmente se altera para dar lugar a ojo seco.

2

Una capa acuosa que ocupa un lugar intermedio y es la de mayor tamaño, cuyas funciones principales son aportar oxígeno a la córnea, eliminar residuos de metabolismo, etc.

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Una capa mucosa, la más interna, que sirve de sostén de la capa acuosa para su mejor interacción con la córnea.

¿TODOS LOS OJOS SECOS SON IGUALES?

El ojo seco puede estar producido por muy diversas causas. Como ya hemos comentado, la edad (mayores de 40 años) y el sexo femenino son factores que predisponen a sufrirlo. No obstante, podemos citar otras causas:

1. Ambientales: el uso de aparatos de aire acondicionado, calefacción o corrientes de aire favorecen la evaporación de la lágrima no siendo suficiente la protección de la fase lipídica, como hemos comentado

2. Uso de medicamentos como ansiolíticos, hipnóticos, antidepresivos, etc. En ocasiones además de sequedad ocular, también se puede presentar sequedad nasal o bucal. Desaparece al dejar de tomar el medicamento que lo causa.

3. Frecuencia de parpadeo: cuando nos concentramos en la lectura tanto en un libro como en un ordenador, Tablet, etc. se produce una drástica disminución de la frecuencia de parpadeo. Podemos pasar de parpadear unas 20 veces por minuto a solo 5, con lo que la lágrima se evapora y el ojo queda más expuesto al ambiente. De esta forma tendremos sensación de arenilla o cuerpo extraño, picor, escozor e incluso enrojecimiento.

4. La presencia de determinadas enfermedades autoinmunes, diabetes mellitus o Parkinson

5. Cirugías oculares

6. Uso de lentes de contacto.

¿QUÉ PODEMOS HACER?

Os damos una serie de recomendaciones, que en muchos casos están relacionadas con las causas:

1 Evitar en la medida de lo posible la proximidad a un aparato de aire  acondicionado, calefacción o corriente de aire.

2 Protegernos de la radiación solar con unas unas gafas que “envuelvan” los ojos y que no sean muy pequeñas. El uso de lentes solares nos ayudará a proteger otras partes del ojo y reducir el efecto acelerador del envejecimiento de la radiación solar, que tiene importancia en casos de cataratas o degeneración macular por ejemplo.

3 Situar la pantalla del ordenador, tablet, libro, etc, en una posición que no fuerce una gran apertura del párpado para evitar la mayor evaporación de la lágrima, siempre por debajo de la línea horizontal de la mirada.

4 Si es necesario, “educar” el parpadeo. Como hemos dicho, disminuye cuando estamos leyendo o realizando una tarea que requiere la máxima fijación de la mirada. Por tanto, si lo creemos conveniente, podemos parpadear de forma voluntaria. Entrenarlo es una buena medida en muchos casos.

5 Aplicar lágrimas artificiales adecuadas para nuestro problema. Las hay con diferentes componentes, diferente consistencia y diferente formato. Actúan reemplazando a las propias lágrimas. En general, la frecuencia de aplicación será “a demanda”. Nuestro farmacéutico, optometrista o médico nos orientarán.

Como podemos ver, el ojo seco es un problema causado por diversos factores, que presenta diferentes grados de severidad. En la mayoría de los casos es subsanable con las medidas indicadas, pero en muchos se debe consultar con un especialista para abordar y solucionar un problema que puede afectar de manera muy importante a nuestra calidad de vida.