Hay tres zonas claves en nuestro cuerpo a las que no les hacemos ningún caso y cuando tenemos algún problema con ellas no nos dejan vivir.
- Los pies. ¿Cuánto tiempo dedicas a tus pies? Seguro que casi ninguno. Y eso que su función es clave para mantener una vida completa.
- La lengua. ¿Has tenido alguna vez una papila gustativa irritada o una úlcera en la lengua? Pocas cosas hay más molestas.
- Los ojos. ¿Y qué tal una mísera arenita en un ojo? Directamente no se puede vivir con esa sensación.
Hoy vamos a dedicarle algo de tiempo a los ojos, especialmente a cómo reaccionar ante una posible lesión por cuerpo extraño. Lo que hemos denominado primeros auxilios oculares.
Hipersensible
No sorprendo a nadie si digo que los ojos son muy sensibles. Fíjate por un momento en su anatomía, están protegidos por un montón de estructuras.
- Las cejas. ¿Qué son? ¿Para qué sirven? ¿Son una herramienta de expresión no verbal? Sí, claro, pero este es un uso accesorio. Las cejas son estructuras de protección. Su función es desviar cualquier líquido que baje por la frente hacia los laterales, de manera que evite entrar en los ojos. Esto vale para el sudor, pero también para el agua de lluvia o el agua del mar cuando hemos estado sumergidos.
- Las pestañas. También son estructuras de protección. Su estructura favorece la captación de polvo cerca de los ojos. Y con el polvo, por supuesto, las bacterias que pueda contener.
- Los párpados. ¡Nos permiten cerrar los ojos! También cumplen otra función, mantener la humedad extendiendo las lágrimas y evitando su evaporación.
- Toda la estructura relacionada con las lágrimas. Derramamos lágrimas cuando lloramos de tristeza, emoción o dolor, pero su función principal no es esa.
Las lágrimas mantienen los ojos hidratados y lubricados y son una defensa clave de los ojos.
Es famosa la historia del investigador que, desesperado porque no obtenía los resultados esperados con sus cultivos en placas de Petri, lloró sobre ellas. Al día siguiente descubrió un halo de inhibición en algunos cultivos. Había descubierto que las lágrimas contienen lisozima, una sustancia con capacidad antibiótica.
Hipermolesto
El propio cuerpo humano se ha preocupado de proteger los ojos de cualquier eventualidad. Pero no es perfecto. De vez en cuando, una arenilla se cuela y nos molesta muchísimo. En estos casos el ojo dispara lo que conocemos con la tríada defensiva:
- Blefarospasmo. Una de esas palabras extrañas para decir que el ojo se cierra de forma automática aunque no quieras.
- Lagrimeo. Con intención de lavar el ojo.
- Fotofobia. Otra bonita palabra para decir que, de forma instintiva, nos alejaremos de la luz directa.
Hiperfrecuente
Las lesiones más frecuentes en los ojos ocurren por la presencia de cuerpos extraños, traumatismos o golpes y sustancias abrasivas como detergentes.
Las hojas o ramitas que caen en otoño pueden afectar al ojo.
El cuerpo extraño es especialmente frecuente en otoño, cuando de los árboles caen hojas y pequeños trozos de ramitas o cortezas que tienen la manía de entrar en los ojos.
Hiperimportante
¿Qué hacemos en caso de lesión en un ojo? Sea por la razón que sea debemos actuar siempre igual. Aquí te dejamos unos cuantos consejos prácticos.
- Evita frotar el ojo. Esto podría dañar más la superficie ocular o clavar más algún posible cuerpo extraño.
- Apretar el ojo con la mano es mala idea. Sí, es cierto que puede aliviar la sensación dolorosa (igual que frotar una rodilla después de un golpe) pero corremos el riesgo de clavar el objeto.
- Deja que el ojo lagrimee. De forma automática aparecerá la tríada defensiva. Deja que haga su trabajo, el parpado se cerrará y abrirá automáticamente, aparecerán lágrimas y huirás de la luz.
- Lava el ojo con agua abundante. Especialmente si se trata de cuerpo extraño o abrasión por algún líquido. En los laboratorios suele haber un lavaojos, pero en casa todos tenemos una ducha o un grifo con manguera. Hacer un lavado ocular es sencillo:
- Retira las lentillas. Si puedes. Si no hazlo sin retirarlas.
- Aplica agua abundante. En el sentido desde el interior de la cara hacia el exterior.
- Poca presión y mucha agua. No apliques mucha presión, no hace falta y puedes irritar más la zona. Pero no tengas miedo de usar mucha agua.
- Al menos 15 minutos de lavado.
En ocasiones puede ser suficiente hacer un lavado con suero fisiológico.
El suero no deshidrata el ojo y debe ser la opción principal, pero no tenemos grifos conectados a suero fisiológico, así que cuando necesitamos gran cantidad de líquido no hay otra que recurrir al agua.
- Revisa el ojo. Lo más probable es que no haya ya nada dentro. Si ves un objeto clavado actúa con cautela, la mejor opción será ir a urgencias y que allí lo retiren profesionales sanitarios con las herramientas adecuadas.
- No apliques colirios ni pomadas. Salvo que el médico te lo indique expresamente.
Después de un episodio así estarás cansado y revuelto. Es un gran momento para tomarte un descanso y mantener los ojos cerrados durante un rato. Espera 20 o 30 minutos. Es normal que durante este tiempo el ojo esté incómodo. No solo por el cuerpo extraño o el agente externo que fuera, el proceso de lavado lo habrá dejado parcialmente inflamado e incómodo.
Pasados los 30 minutos valora su estado. ¿Debes a acudir a urgencias? ¿Ha pasado todo?
Utiliza tu sentido común. Si te parece que todo ha pasado puede ser buen momento para aplicar un colirio que lubrique e hidrate el ojo. Eso ayudará a que, poco a poco, la sensación de confort regrese y puedas seguir con tu vida.
¿Te ha gustado esta información?
Puedes seguirnos en Facebook o en Instagram y suscribirte a nuestro boletín quincenal. También puedes ayudarnos compartiendo este artículo en tus redes sociales. ¡Muchas gracias!