Sí, es cierto. Los supositorios se pegan a los dientes. Esta es una de las historias que los farmacéuticos nos contamos los unos a los otros. Cada vez que la escucho pienso que representa un fracaso. Semejantes historias solo explican que los farmacéuticos damos por sentado que todo el mundo sabe qué es un supositorio y cómo se usa. Está claro que no es así.
Tus hijos no saben qué es un supositorio
Los supositorios son una forma antiquísima de administrar medicamentos. Ya se usaba en la cultura egipcia y mesopotámica. Pero desde entonces la tecnología relacionada con medicamentos ha cambiado radicalmente y el uso de formas rectales ha disminuido drásticamente.
Qué es una vía de administración
Para explicar qué es un supositorio y porque ya casi no se utilizan hay que entender primero qué es una vía de administración.
Los medicamentos pueden administrarse a través de diferentes “vías de administración”. Como son la vía oral, en la que la persona traga el medicamento; la vía oftálmica, cuando se instila un colirio; la vía subcutánea, cuando el medicamento tiene que ser pinchado en la capa más profunda de la piel; y muchas otras como la vía tópica; la pulmonar; la ótica; etc. Cada vía tiene sus características. Por ejemplo, para que un medicamento pueda administrarse por vía oral tiene que tener un sabor tolerable, llegar al estómago o al intestino y allí disolverse para seguir el ciclo de Absorción, Distribución, Metabolización y Eliminación que sufren todos los medicamentos -del que podemos hablar en otro artículo-. Un medicamento que se deshiciese en la boca al contacto con la saliva no podría usarse por vía oral, uno que provocase el vómito tampoco, uno que no tolerase el pH del estómago, tampoco. Un medicamento que cause irritación ocular severa no podrá administrarse por la vía oftálmica y así ocurre con cada vía de administración. Cada medicamento tiene que ser diseñado específicamente, con unas características concretas para ser usado en el sitio adecuado.
Qué es un supositorio
Así llegamos a los supositorios. Los supositorios son formas farmacéuticas diseñadas para la administración por vía rectal. Necesitan cumplir ciertos requisitos, uno de ellos es que tienen que fundirse a la temperatura corporal, de manera que los activos del medicamento quedar disponibles para absorberse, llegar a la sangre y así distribuirse por todo el organismo. Las características que un fármaco requiere para poder ser formulado en un supositorio son fáciles de conseguir. El pH es menos importante, su capacidad para irritar la mucosa también, su sabor no es para nada relevante, si puede o no tolerar cambios bruscos de pH tampoco…
Hay muchos principios activos que por sus características no pueden administrarse por vía oral, y durante muchos años se administraron por vía rectar en forma de supositorios. Pero, en la actualidad, la tecnología que se usa en la fabricación de los medicamentos nos permite formular por vía oral muchos principios activos que hasta no hace mucho nos era imposible. Esto se debe a la aparición de las formas gastro-resistentes, del nuevas sales con pH más tolerables, de nuevos excipientes que permiten tener un mejor sabor y olor y otras muchas mejoras.
A la par, se ha ido descubriendo una dificultad grande en la vía rectal, y es que su capacidad de absorción es tremendamente errática. No hay forma de predecir con seguridad la concentración que el fármaco tendrá en la sangre.
De manera que, poco a poco, la vía rectal, que antes era muy utilizada, ha caído en deshuso. Actualmente solo se utiliza como vía alternativa cuando por algún motivo, la vía oral es imposible. Por ejemplo cuando hay vómitos incapacitantes, cuando una persona no puede tragar, o cuando a un niño no le da la gana de tomarse el jarabe.
La vía rectal también se usa en otro caso, y es lógico
La vía rectal, ya sean supositorios, enemas o espumas, se utiliza habitualmente cuando la zona a tratar es el intestino grueso o el ano. Esto ocurre, por ejemplo, en algunos tipos de estreñimiento, que puede tratarse con supositorios o enemas, o el tratamiento de las hemorroides y de otras patologías como fístulas, o enfermedades inflamatorias como la colitis ulcerosa o la Enfermedad de Crohn.
¿Sabes cómo se usa un supositorio?
Una de las consecuencias de que los supositorios hayan dejado de usarse habitualmente es que muchas personas no saben cómo usarlos. Así que vamos a explicar brevemente como hacerlo.
Los supositorios tienen forma de bala. Por un lado tienen una punta y por el otro una parte plana. Contra todo lo que parece lógico, los supositorios deben introducirse con la parte plana hacia dentro. Esa forma de bala está pensada para que el propio reflejo del ano al contraerse favorezca el supositorio alcance mayor profundidad. Si se introducen al revés, por la fisiología del ano, el supositorio terminará fuera, y además, parcialmente derretido y será prácticamente imposible volver a introducirlo.
Con los supositorios, espumas rectales, enemas y, por supuesto, con todas las demás formas farmacéuticas para las demás vías de administración, si te surge cualquier duda, acude a tu farmacéutico. En España hay más de 22.000 farmacias disgregadas por toda la geografía para que preguntes cualquier duda que tengas y puedas usar los medicamentos de la forma más segura y más eficaz.