Todos tenemos una idea aproximada sobre qué es una farmacia y también sabemos que siempre tenemos una farmacia abierta a cualquier hora del día y de la noche, pero ¿realmente se conoce el trabajo que realiza una farmacia de guardia?
¿Qué es una farmacia de guardia?
Oficialmente, una farmacia de guardia tiene el objetivo de dispensar medicamentos y productos sanitarios solicitados mediante prescripción facultativa de urgencia, así como los que se requieran para solucionar un problema de salud que justifique, a criterio profesional del farmacéutico, una asistencia farmacéutica urgente.
Lo cierto es que las farmacias de guardia existen porque una de las funciones que tienen las propias farmacias es la de ofrecer un servicio sanitario continuo a la población.
Pero nuestro trabajo va más allá
Recuerdo mis días y noches de guardia. Sobre todo la primera noche, en la que estaba tan asustada y nerviosa que pensaba que no podría superarla. Era la única farmacia de guardia en toda una zona que abarcaba tres ayuntamientos, con toda la población que eso implicaba. Aparte de las urgencias del centro de salud, era la única profesional sanitaria de la zona y mi responsabilidad era mucha ¿Qué pasaba si no sabia qué hacer? ¿Qué pasaba si no tenía el medicamento, o no conseguía leer bien la receta?
Pasaron años y muchas guardias: de noche, de día, noches de fin de año, comidas de navidad, siempre en la farmacia, siempre detrás del mostrador ayudando a la gente. Guardias en las que das un cepillo de dientes a un olvidadizo, pañales a unos padres primerizos poco previsores, o dispensar un analgésico que calma un tremendo dolor de muelas. A todos ellos casi “salvas la vida”, si se me permite la exageración.
Eso todo se hace en una farmacia de guardia de forma habitual. Pero lo que menos me imaginaba yo era que en una de mis noches de trabajo ayudaría a una mujer que escapó de su casa, huyendo de un marido que le pegaba y que vio en una luz verde que parpadeaba su salvación. Esos son momentos en los que piensas que tu trabajo es realmente importante. Que, aunque haya noches vacías, sin apenas trabajo, que parecen inútiles, solo lo parecen ya que somos conscientes que la gente sabe que estas ahí para ayudar.
En las farmacias de ciudad, en las rurales, en las que están en zonas solitarias donde prima más su labor asistencial que su viabilidad económica, casi nula en muchas de ellas, en todas está el farmacéutico con sus armas -como Gary Cooper en solo ante el peligro- su conocimiento y su voluntad.
La farmacia es, como me gusta decir, un cajón de sastre en el que encuentras, además de medicinas que sanan el cuerpo, consejos, ayuda, humanidad y sobre todo tranquilidad que sanan el espíritu. Esa tranquilidad de saber que siempre hay alguien que te va a ayudar bajo la cruz verde, a la vuelta de la esquina.
AUTORA
Marta Bartos
Farmacéutica comunitaria
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