Se sigue pensando que una enfermedad mental es un síntoma de debilidad, y que solo hace falta fuerza de voluntad para superarla.
Tras un encierro de más de dos meses, en los que palabras como coronavirus, pandemia o fallecimiento han estado entre las más utilizadas, la salud mental de nuestra sociedad se ha visto expuesta a una situación sin precedentes. El confinamiento ha sido una experiencia nueva para todos y, en algunos casos, ha dejado secuelas que ya buscan solución en la consulta de especialistas como José Luis Fernández Sastre, Jefe de Psiquiatría de Interconsulta y Enlace en el Complejo Hospitalario Universitario de Vigo, además de psiquiatra y psicoterapeuta en la clínica Sastre y Rojo Psiquiatras.
Con una amplia trayectoria en la psiquiatría comunitaria y en la psicoterapia de familia y pareja, Fernández Sastre es una voz autorizada para hablar de los efectos que ha tenido la cuarentena en nuestra mente, además de otras cuestiones relacionadas con patologías como los trastornos de ansiedad o la depresión.
Como profesional especializado en trastornos de conducta, el psiquiatra analiza nuestro comportamiento en tiempos de pandemia, da explicación a la actitud de parte de la sociedad hacia las enfermedades mentales y aporta recomendaciones para superar esta situación saliendo fortalecidos de ella.
Tantas situaciones tan distintas, problemas a los que tiene que dar solución cada día… ¿Cuál es el secreto para gestionar todas las emociones que le despierta su trabajo y conseguir que no le afecte en el plano personal?
Llega un momento en el que descubres que el exceso de implicación emocional te incapacita para ayudar eficazmente. Eso no quiere decir que uno tenga que ser frío y distante como algunos modelos propugnan. Uno tiene que ser como es, utilizarse a sí mismo y sus capacidades para ayudar al otro, para enseñarle a gestionar sus conflictos. La ayuda no es dar, sino enseñar a encontrar soluciones.
¿Qué es lo mejor de dedicarse a la psiquiatría?
Cuando trabajas en esto descubres los pormenores de la vida, vives otras tantas vidas a través de tus pacientes, y esa es una gran sensación.
El ser humano es resiliente, se acaba adaptando a las adversidades para salir airoso de ellas
Acabamos de salir de un encierro que ha puesto a prueba nuestra salud mental. ¿Qué huella nos deja el confinamiento?
En primer lugar, tenemos que aclarar el mito de que “va a haber una epidemia de problemas de salud mental”. Yo no creo que esto ocurra, sinceramente. El ser humano es resiliente, es decir, se acaba adaptando a las mayores adversidades para salir airoso de ellas. Es cierto que hay gente que presenta manifestaciones emocionales y conductuales desadaptadas en este periodo tan difícil, pero también vemos que a otra mucha gente le ha venido bien que el ritmo de sus vidas se parase.
¿Cuáles son los problemas más frecuentes que se ha encontrado en su consulta tras esta experiencia?
Especialmente problemas emocionales como ansiedad, miedo o fobias, aunque también percibo un incremento en las conductas adictivas.
No hay que demonizar los ansiolíticos, pero es importante enseñar opciones como las psicoterapias
Observamos que algunos ansiolíticos están entre los fármacos con mayores problemas de abastecimiento y su consumo crece de manera exponencial. ¿Por qué tomamos tantos ansiolíticos?
Posiblemente porque el umbral y la tolerancia al estrés y a las dificultades de la vida cotidiana se ha rebajado respecto a épocas pasadas. No hay que demonizar los ansiolíticos, pero debemos consumirlos bajo prescripción médica y enseñando a la población otras opciones, como las psicoterapias. Los fármacos provocan un alivio inmediato, por ello se usan y prescriben tanto.
¿Por qué seguimos tratando como tabúes cuestiones como la ansiedad o la depresión?
Tal vez por considerarse indicadores de debilidad. Se sigue pensando que los problemas de salud mental podrían solucionarse poniendo fuerza de voluntad. Existe la creencia de que, cuando estás deprimido, saldrías adelante si pusieras de tu parte.
Nos falta empatía, tenemos tendencia a enjuiciar los problemas del otro en vez de escucharlos
Es un problema que también se ha visto durante el encierro. Personas con problemas como autismo salían a pasear por la calle y algunos vecinos, por desconocimiento, han reaccionado de mala manera.
Nos hace falta empatía en general, nos hace falta capacidad de comprensión. Hay una tendencia a enjuiciar los problemas del otro en vez de a escucharlos y comprenderlos.
Se da la circunstancia de que algunos pacientes con episodios de ansiedad o depresión buscan información rozando lo obsesivo. Con una salud mental debilitada, ¿el exceso de información se vuelve perjudicial?
Más que el exceso de información, lo perjudicial es la falta de capacidad crítica. Por lo tanto, ese exceso de información se transforma en tóxico.
¿Hay manera de revertir esta tendencia al alza que siguen las enfermedades mentales en nuestra sociedad?
El primer paso sería invertir en recursos y personal en los dispositivos de salud mental. Después, abandonar el modelo de atención en hospital o centro de salud, apostar por un modelo más comunitario y, por supuesto, invertir más en atención psicoterapéutica.
¿Qué recomendaciones puede darle a una persona que ha comenzado a desarrollar problemas de salud mental durante esta cuarentena?
De entrada, normalizar esas emociones en el contexto que vivimos. Después, si le hace sufrir, consultar con un especialista.
En Japón, la tasa de suicidios se ha reducido en un 20% coincidiendo con el confinamiento. Los trabajadores han sufrido menos estrés laboral y las familias han pasado más tiempo unidas. Conceptos como el teletrabajo o las clases virtuales se han instalado en nuestra sociedad, ¿cree que para quedarse?
Puede que recurramos más a la tecnología para trabajo, educación o sanidad. Sin embargo, no creo que sea un modelo que vaya a desbancar al presencial. Es decir, creo que el modelo presencial seguirá siendo el fundamental, pero en situaciones o poblaciones especiales, sabemos ahora que los modelos de teletrabajo o teleasistencia pueden ser útiles. Eso sí, cuidado con la brecha digital, que incrementa las ya existentes desigualdades.
A los sanitarios nos han obligado a ser héroes en contra de nuestra propia voluntad
Continuando con lo laboral, esta crisis también ha supuesto un impacto emocional muy fuerte, especialmente en trabajadores del sector sanitario, sin olvidarnos de otros como el del transporte, la alimentación o el farmacéutico. ¿Cómo se puede mantener la motivación en el trabajo y continuar con normalidad después de esta experiencia?
En el caso de los sanitarios, por ejemplo, lo más difícil es que nos han obligado a ser héroes en contra de nuestra voluntad. La heroicidad de los sanitarios trata de ocultar las carencias de nuestro sistema público de salud, pero su profesionalidad se sostiene en su altruismo y en su alto grado de compromiso con sus pacientes.
¿Nota un incremento de problemas de salud mental en los trabajadores sanitarios a raíz del estrés y sobrecarga de trabajo que han sufrido?
En líneas generales, en contra de todas las noticias que salen en todos los medios, nosotros no hemos encontrado hasta la fecha un incremento en los problemas de salud mental de los sanitarios que han combatido la pandemia.
¿Alguna película, libro, etc. que pueda recomendar para saber llevar este tipo de situaciones?
Un libro que recomiendo es Superar la adversidad, del doctor Luis Rojas Marcos. En cuanto a películas, destacaría tres: 127 horas, de Danny Boyle; Lo imposible, de Juan Antonio Bayona y La vida es bella, de Roberto Benigni.
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