Las infecciones causadas por el VIRUS DEL PAPILOMA HUMANO son uno de los principales problemas de salud que nos encontramos a nivel mundial, y en muchos casos se trata de un gran desconocido.

En realidad, al hablar del virus del papiloma humano, estamos hablando de los más de 200 subtipos que pueden causar la infección, y que provocan que sea la enfermedad de transmisión sexual (ETS) más frecuente en el mundo.

Virus del Papiloma Humano (VPH)

Síntomas del VPH: detectando las señales silenciosas

La mayoría de infecciones derivadas del VPH son leves o transitorias, como las verrugas genitales, o incluso pueden ser asintomáticas y resolverse de forma espontánea, pero en el 10% de los casos presentan complicaciones más importantes, como lesiones precancerosas conocidas como condilomas acuminados, o el desarrollo de algunos cánceres, siendo el cáncer de cuello de útero el impacto social más importante.

Precisamente, uno de los principales problemas que presenta el VPH es su gran incidencia entre la población general, ya que se estima que 4 de cada 5 personas sexualmente activas contraerán la enfermedad. A diferencia de otras ETS, que están más relacionadas con grupos de gran actividad sexual o mucha rotación de parejas, el VPH se distribuye de manera más uniforme entre la población.

Tratamiento: abordando las complicaciones del Virus del Papiloma Humano (VPH)

Actualmente no existe ningún tratamiento antiviral específico contra el VPH, por lo que toda la estrategia terapéutica se basa en la prevención y el tratamiento de los distintos síntomas o enfermedades que se puedan manifestar.

Diagnóstico del VPH: herramientas para la detección precoz

El diagnóstico en mujeres se hace a través de dos pruebas: la citología y la prueba de detección de ADN del VPH.

La primera, más sencilla y económica, se suele hacer de forma rutinaria en las revisiones ginecológicas, con una frecuencia de entre una vez al año a una vez cada tres años, y consiste en hacer un raspado de células del cuello uterino para detectar anomalías. Es una técnica eficaz en el cribado de la enfermedad, y ante cualquier sospecha de infección por VPH, se debe confirmar con una prueba de ADN del VPH.

Estrategias para prevenir el contagio

  • Educación sociosanitaria: promoción de comportamientos sexuales seguros. La probabilidad de infección aumenta a mayor número de parejas sexuales.
  • Utilización del preservativo en las relaciones sexuales.
  • Diagnóstico precoz a través de técnicas como la citología o el análisis de ADN del VPH.
  • Vacunación: sin duda, la forma de prevención más eficaz para la transmisión del VPH. A día de hoy, gracias a su inclusión en los calendarios vacunales internacionales, es la estrategia clave para la eliminación del cáncer de cuello de útero.

La vacunación contra el VPH: protegiendo tu salud desde la juventud

En España existen comercializadas tres vacunas, que protegen frente a distintos tipos del virus. La más completa es la nonavalente, que incluye protección contra nueve tipos de virus causantes del VPH, y entre ellos protege del 90% de los virus que causan el cáncer de cuello de útero.

Las vacunas no llevan fracciones del virus vivo o inactivado, sino que se basan en una imitación de su estructura para generar en la persona una respuesta inmunitaria, y que de esta forma, al entrar en contacto con el virus, el cuerpo pueda hacer frente a él.

Según se recomienda en el calendario vacunal, todos los adolescentes, niños y niñas, a los 12 años deben recibir  dos dosis, separadas 5 o 6 meses. Si la vacunación se iniciase entre los 13 y los 18 años, o se vacuna a personas en condiciones de riesgo, la pauta será de 3 dosis.

Conclusión

La piedra angular en la lucha contra el virus del papiloma humano se basa en la prevención, a través de la educación socio sanitaria y la promoción de la vacunación en adolescentes.

Algunas claves

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