La vida es un constante cambio. Un viaje continuo en el que trataremos de disfrutar de lo que tenemos entre manos en cada momento. Y marcado en rojo en nuestro calendario vital está la menopausia que nos llega conforme nos acercamos a los 50 años. En este periodo de la vida los ovarios dejan de producir óvulos lo que provoca el cese permanente de la menstruación.
Los cambios que se relacionan con la menopausia y que se pueden sentir con mayor o menor intensidad se deben a la disminución en la producción de estrógenos, hormonas femeninas con múltiples órganos diana en el cuerpo.
Durante esta etapa la zona genital sigue constituyendo una de las zonas más delicadas de la anatomía femenina y por eso es recomendable seguir unos cuidados y utilizar productos de higiene íntima específicos y adaptados.
Los cambios que trae la menopausia
Los síntomas más frecuentes son sofocos, aumento de peso, alteraciones en el estado de ánimo y síntomas vaginales que, aunque no suelen ser graves, pueden afectar a la calidad de vida.
A nivel vaginal, esta deficiencia de estrógenos se traduce en un adelgazamiento de la mucosa, disminución del flujo vaginal, aumento del pH vaginal y en consecuencia, una mayor vulnerabilidad frente a infecciones e irritaciones.
Una higiene íntima adecuada
A la hora de realizar la higiene y los cuidados específicos de la zona genital femenina es fundamental no modificar de manera involuntaria la fisiología óptima. Algunas prácticas o el empleo de productos de higiene con formulaciones no adecuadas para la zona pueden alterar el equilibrio de la flora vaginal y así favorecer irritaciones o incluso infecciones.
Una higiene íntima correcta pasa por asear la zona con agua y un jabón específico preferentemente dos veces al día (mañana y noche). El lavado debe incluir la vulva, los pliegues de los labios menores y mayores y la región del clítoris. Como recomendación, para evitar contaminación en el área vulvovaginal, efectuaremos la limpieza siempre de adelante hacia atrás y nunca al revés.
Hábitos que mejorarán tu salud vaginal
Puede parecer poco importante, pero la ropa puede afectar o empeorar el estado de nuestra zona íntima. Es preferible la ropa interior de algodón frente a materiales sintéticos que retienen el calor y la humedad y, por tanto, facilitan la proliferación de microorganismos. Además, debemos evitar el uso de prendas extremadamente ajustadas para así fomentar la transpiración y eludir las rozaduras.
A la hora de elegir los productos de higiene, descartaremos las duchas vaginales (a menos que forme parte de un tratamiento médico) y los desodorantes íntimos, ya que alteran la flora natural protectora y pueden ocasionar desde irritaciones a infecciones. Tampoco se aconseja el uso de esponjas destinadas al aseo genital porque de un día para otro pueden acumular humedad, suciedad y microorganismos. Por lo tanto, utilizaremos un jabón íntimo suave con un pH básico, por encima de 7.
Si se utilizan compresas o tampones, lo recomendable es sustituirlos cada cuatro o seis horas. En el caso de padecer incontinencia urinaria o fecal, evitaremos el contacto de la orina o de las heces con la zona vulvar. En este último caso, tendremos que redoblar la atención a nuestra higiene íntima para no contraer diversas infecciones.
Aliados durante la menopausia
En cualquier farmacia podremos encontrar distintos tipos de productos destinados a la higiene íntima, pasando por los jabones, cremas y geles hidratantes, aceites íntimos y llegando hasta lubricantes. Es imprescindible que todos ellos, además de eficaces y suaves, sean respetuosos con el pH vaginal
Debemos tener presente que no podremos lavarnos con agua y jabón en todo momento. Los días tienen veinticuatro horas y debemos disponer de soluciones prácticas para nuestra higiene íntima. En estos casos podremos echar mano a las toallitas.