Las siglas PCR se han puesto de moda en los últimos meses. Pero, ¿qué es una PCR? Desde los medios de comunicación se ha trasladado la idea de que la PCR es «eso del palito», y de eso, nada. La técnica de la PCR no es una forma de tomar una muestra, es mucho mucho más.
¿Qué es una PCR?
La PCR es una técnica de laboratorio diseñada en 1986 que permite detectar la presencia de un fragmento específico de ADN o ARN en una muestra. Empecemos por el principio y aludiendo directamente al virus SARS-CoV-2 que causa la Covid-19. Este virus, como todos, no es un ser vivo. Es -básicamente- una cubierta que puede ser más o menos compleja, con una cadena de ADN o ARN dentro. Los virus son incapaces de multiplicarse por sí mismos, necesita entrar en una célula y usar su ingeniería para multiplicarse.
Esto es una obviedad, pero… los virus no se ven. La ciencia médica necesita detectarlos de forma específica para saber qué virus está causando determinada infección. Y ahí es cuando aparece la técnica PCR. Si conocemos una parte exclusiva, específica, propia del genoma de un virus en concreto, la PCR nos permite encontrarlo en una muestra y multiplicarlo hasta que podamos detectarlo de alguna manera. Y todo esto es gracias a las característica de la encima «polimerasa». De ahí su nombre, Polymerase Chain Reaction (PCR) o, en castellano, Reacción en cadena de la polimerasa. La PCR es una técnica amplificadora que se usa en laboratorios desde hace muchos años y para multitud de cosas. Y no es, para nada, una técnica de toma de muestra.
La PCR no es una técnica perfecta
La PCR tiene una alta especificidad y sensibilidad. Da muy pocos falsos positivos y muy pocos falsos negativos, además es rápida y relativamente barata. Y por eso es la técnica muy usada para el diagnóstico de muchas enfermedades. Pero tiene una limitación importante. A través de la PCR no podemos saber si el material genético que detectamos y amplificamos pertenece a un microorganismo vivo o muerto. La PCR no nos dice si la infección ya ha sido resuelta y todavía quedan restos del microorganismo que la causaba, o si sigue activa. Y esta no es una cuestión poco importante. Así que, nos queda contrastar la PCR con las (técnicas de detección de anticuerpos) y con la clínica para dilucidar si un paciente PCR positivo está pasando la enfermedad o si ya la ha superado
¿Para qué sirve?
La técnica PCR tiene una amplia utilidad en el diagnóstico de enfermedades. Puede detectar material genético de bacterias, virus y también de parásitos. Por ejemplo se usa para dictar infecciones causadas las bacterias Listeria, Legionella, Borrelia, leptospira, Chlamyida, Treponema o Neisseria. En parasitología se utiliza para la detección de toxoplasma, tripanosoma o cryptosporidium. También se usa en virología para detectar infección por VIH y -como todos sabemos a estas alturas, infecciones por SARS-CoV-2
También se usa en el diagnóstico y seguimiento de varios tipos de cáncer, en enfermedades neurodegenerativas, en el diagnóstico prenatal, etc.
¿Qué ocurre en el caso de la covid?
El virus llega al nuevo huésped por vía aérea. Al llegar a la mucosa de la boca y la nariz la coloniza y empieza a replicarse dentro de las células. Esto hace que la «carga viral» aumente. En la mayoría de los casos, la covid tiene una evolución de, aproximadamente 20 días. Entre el día 4 y 5 es cuando la «carga viral» es máxima y aparecen los síntomas. A partir de ahí, el sistema inmunológico presenta batalla y la carga viral va descendiendo hasta que, más o menos en el día 20 la infección se resuelve. Esta descripción es una media de lo que ocurre y puede haber casos muy diferentes. Pero nos sirve como base para lo que viene a continuación.
Un test rápido de antígenos necesita una carga viral mínima. Normalmente hasta el día 4 de infección el virus es indetectable para estos test. Sin embargo, la PCR permite detectar la presencia del virus desde el día 2. Y, además, puede encontrar restos del genoma del virus incluso varios meses después de haber pasado la enfermedad.
¿Dónde se toma la muestra?
En el caso de la Covid, hemos visto mil veces las imágenes de una enfermera tomando una muestra nasofaríngea, introduciendo un hisopo a través de la nariz. El SARS-CoV-2 presenta una concentración elevada en esa zona y por eso se toma la muestra ahí. Si buscásemos otro tipo de virus, bacteria, parásito u otra molécula de ADN o ARN buscaríamos en otro sitio con otra técnica diferente.
La técnica de toma de muestra no tiene nada que ver con la técnica que luego se utilice para detectar el virus. Podría hacerse una PCR con una buena muestra de exudado nasal, saliva o sangre. De la misma manera que podría hacerse un autotest de antígenos o anticuerpos por inmunocromatografía de oro coloidal con una muestra de saliva o de exudado nasofarígeo.
De hecho, en Galicia se están realizado de forma habitual PCRs de dos muestras diferentes. Las que provienen de la zona nasofarígea, tomadas por una enfermera con el famoso hisopo, y las de de saliva que se gestionan a través de la red de farmacias.