¿Te atreverías a tomar leche de cucaracha? Bajo esta impactante denominación se encuentra uno de los alimentos más especialmente dotado de compuestos nutricionales y que ha sido declarado un superalimento por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).

¿Qué son los superalimentos?

El término superalimento no tiene una definición legal o científica establecida por organismos oficiales, pero suele hacer referencia a aquellos alimentos que tienen una densidad nutricional alta, es decir, son ricos de manera natural en proteínas, vitaminas, minerales, grasas saludables, antioxidantes y/o fibra.

Así, por ejemplo, dos cucharadas de semillas de chía (dosis diaria recomendada: 25 gramos) contienen 5 g de proteínas, 5 g de ácidos grasos Omega-3 y 8 g de fibra digestiva.

Además, estos alimentos ofrecerían una amplia gama de beneficios para la salud, contribuyendo a un envejecimiento saludable con una cantidad relativamente pequeña de consumo.

¿Cuáles serían los principales Superalimentos?

Sin intención de ser exhaustivo, podríamos destacarlos siguientes superalimentos:

  • Alimentos fermentados, como el yogur, kéfir, kombucha… que son una fuente natural de probióticos además de proteínas, calcio y fosforo.
  • Semillas de chía, ricas en proteínas, ácidos grasos omega-3, fibra y minerales como el calcio y el magnesio.
  • Bayas de goji y açaí, muy ricas en antioxidantes, proteínas, minerales y vitaminas B y E.
  • Aguacate, con ácidos grasos monoinsaturados (ácido oleico) y vitaminas B6, C y E.
  • Frutos secos, como las nueces con ácidos grasos omega-3, proteínas, fibra y minerales (hierro, zinc, potasio, magnesio, selenio…).
  • Pescado azul, como las sardinas, el salmón, la caballa… ricos en ácidos grasos omega-3, proteínas, vitaminas A y D y minerales (yodo, fósforo, hierro, magnesio…).
  • Cereales integrales, como el centeno, la espelta, la quinoa (pseudocereal) con proteínas, fibra, vitamina B1 y minerales (magnesio, fósforo y hierro).
  • Verduras de hoja verde, como el kale o col rizada, las espinacas, las acelgas… que aportan antioxidantes, vitaminas (C y K) y minerales (magnesio, calcio y hierro).
  • Aceite de oliva virgen extra, rico en ácido oleico (omega-9) y vitamina E.

Indudablemente, debido a su perfil nutricional estos alimentos nos pueden ayudar a controlar, por ejemplo, los niveles de colesterol sanguíneo (los ricos en omega-3 y omega-9) o a cuidar nuestra salud digestiva los ricos en fibra.

Es importante señalar que si nuestra dieta no es sana ni equilibrada, porque está basada en alimentos ultraprocesados, productos ultraazucarados o ricos en grasa de mala calidad y no en alimentos frescos, la incorporación de un puñado de bayas de goji o de dos cucharadas de chía no va a tener ningún efecto beneficioso.

Por tanto, debemos cuidar el perfil global de la dieta y, a partir de aquí, es una elección personal si incluir esos alimentos conocidos como superalimentos, pero nadie debería pensar que va a estar malnutrido por no poder comprar este tipo de productos, porque existen opciones nutricionales muy parecidas y más asequibles económicamente. Por ejemplo, podemos sustituir las semillas de chía por un plato de lentejas, muy similar nutricionalmente en proteínas y fibra, así como la ingesta de ciruelas puede suministrar los mismos antioxidantes que nos aportan las bayas de goji.

¿Y qué pasa con la leche de cucaracha?

Todos hemos estudiado que los insectos son ovíparos (ponen huevos), incluidas las cucarachas. Sin embargo, existe una especie de cucaracha endémica del sudeste asiático y Oceanía (Diploptera punctata, la cucaracha del ciprés) que es vivípara, es decir, da a luz crías vivas en lugar de poner huevos. Así durante el desarrollo embrionario de las crías, la hembra produce una sustancia nutritiva similar a la leche que forma cristales en su interior y que es usado por este insecto para alimentar a su decendencia en su vientre.

Estudios cristalográficos realizados sobre este líquido en 2016 descubrieron que contiene proteínas con alto valor biológico, así como ácidos grasos esenciales y azúcares.

Si lo comparamos con la leche de los mamíferos mas ricas en nutrientes, se ha visto que es 4 veces más nutritiva que la leche de vaca.

Para su producción, lo que se pretende es que estos cristales de proteínas se obtengan de forma artificial (y no “ordeñando” a las cucarachas), secuenciando los genes de la cucaracha responsables de su síntesis para replicarlos en el laboratorio a partir de bacterias o levaduras genéticamente modificadas. Por ahora, su producción a gran escala se encuentra en una fase temprana de investigación y desarrollo.

Su alto valor nutricional y la posibilidad de producirla con menor impacto ambiental es especialmente importante en regiones del planeta en las que las carencias nutricionales que sufre la población (especialmente en proteínas de calidad) suponen un grave problema para el futuro de estos países.

AUTORAS

Nuria Valeiras Pereira, nº col. 2917

Celia Diz Rodríguez, nº col. 3973

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