¿Quién no ha tenido que lidiar con el acné en algún momento de su vida? El acné puede aparecer en cualquier época del año, además la acción del sol, el aumento de la sudoración y, en estos últimos meses, el uso de las mascarillas puede favorecer la aparición de brotes.

¿Qué es el acné?

El acné es una enfermedad inflamatoria causada por múltiples factores que afecta a los folículos pilosebaceos de la piel. Cursa en brotes y se manifiesta con lesiones en la piel. En el 99% de los casos aparecen en la cara. También pueden aparecer en la espalda (60%), en la parte alta del tronco (15%) y, en menor medida, en los brazos y hombros.

Presenta una alta incidencia. Lo padecen entre el 79 y el 95% de los adolescentes. También puede aparecer en los últimos años de la infancia e incluso persistir hasta la edad adulta. Cualquier grupo de edad puede verse afectado, aunque hay más predisposición en pieles mixtas, grasas y sensibles. Los casos más graves suelen darse en varones durante la adolescencia.

Una de las secuelas más preocupantes son las cicatrices.

¿Qué causa la aparición del acné?

Una combinación de factores influyen en la aparición del acné. Los principales son:

  • El aumento en la producción de sebo por parte de las glándulas sebáceas de la piel.
  • La hiperqueratinización, que favorece la obstrucción de los canales foliculares.
  • Predisposición genética
  • Uso de cosméticos inadecuados (comedogénicos)
  • Algunos medicamentos como corticoides, antidepresivos o antiepilépticos.

Estos factores favorecen la colonización de microorganismos como Cutibacterium acnés (anteriormente conocida como Propionibacterium acnés). Una bacteria que tiene la capacidad de provocar lesiones en las paredes del folículo y la oxidación del sebo, provocando la inflamación local.

Aunque tradicionalmente el estrés y ciertos hábitos alimenticios se han señalado como inductores del acné, la evidencia científica disponible no lo considera así.

El acné no es una enfermedad menor. Al hacer su aparición durante una edad en la que la personalidad y la autoestima se están desarrollando, puede afectar psicológicamente.

Los distintos tipos de acné

Las lesiones suelen coexistir y nos encontramos con:

  • Lesiones no inflamatorias o comedones, abiertos o cerrados. Los comedones cerrados sobresalen y son de un color rojo pálido y los comedones abiertos, también conocidos como puntos negros, adquieren ese color oscuro por la oxidación de los lípidos de la superficie del folículo al contacto con el aire. Este tipo de lesiones son típicas del acné comedónico o leve
  • Lesiones inflamatorias. Según su causa y gravedad pueden dar lugar a diferentes variedades de acné:
    • Acné papulopustular leve/moderado: se forman pápulas (dolorosas, de color rojizo y sin contenido purulento) y pústulas (color amarillo o blanco y con contenido purulento) dos formas de lesiones inflamatorias superficiales.
    • Acné papulopustular grave o nódulo-quístico moderado: las lesiones son más graves y profundas, pudiendo extenderse a áreas de la piel más grandes.
    • Acné nódulo-quístico grave o conglobata: aparecen nódulos, quistes y fístulas que resultan dolorosos, forman grandes abscesos y dejan importantes cicatrices sobre todo si se manipula la lesión.
  • Lesiones residuales con cicatrices y con hiperpigmentación

¿Cómo se diagnostica el acné?

El diagnóstico es clínico, por lo que con un examen físico de tu piel el especialista podrá esclarecer qué tipo de lesiones acnéicas tienes y cuál es su tratamiento. En mujeres puede ser necesario un estudio hormonal.

Un tratamiento para cada tipo de acné

El diagnóstico precoz es importante para iniciar un tratamiento que prevenga las secuelas físicas y emocionales del acné.

El tratamiento farmacológico debe ser específico según la gravedad de las lesiones:

  • Tratamiento tópico: se puede usar en solitario en casos de acné leve o en combinación con tratamiento vía oral para casos más complicados. Disponemos de un amplio arsenal terapéutico para controlar las lesiones con principios activos con propiedades antiinflamatorias, antiseborreicas, antibacterianas y queratolíticas. Como por ejemplo: retinoides tópicos, peróxido de benzoilo, antibióticos tópicos, ácido salicílico, ácido azelaico, etc.
  • Tratamiento por vía oral: se recurre a él en casos más severos y graves o cuando no hay respuesta al tratamiento tópico. En estos casos contamos con retinoides orales, antibióticos orales y/o combinaciones de anticonceptivos.
  • Otros posibles tratamientos son los peeling químicos y las microdermoabrasiones, efectivas para suavizar las cicatrices, o la terapia fotodinámica con luz roja, para casos de acné moderado resistente a otros procedimientos.

El tratamiento antiacneico debe iniciarse de forma progresiva, según tolerancia y es importante recordar que durante las primeras semanas de tratamiento puede ocurrir un rebrote de las lesiones lo que no debe ser motivo de abandono. Una rutina cosmética correcta es capaz de mejorar los casos leves. Los tratamientos cosméticos complementarios al farmacológico consiguen mejores resultados. Como tratamiento complementario se recomienda el empleo de cosméticos que van dirigidos a evitar la secreción sebácea y evitar la obstrucción del folículo y la formación del comedón, así como disminuir  la población bacteriana de C. acnés

Su elección debe ser individualizada, según el estado, tipo y sensibilidad de la piel.

Los activos cosméticos más utilizados contra el acné

Son:

  • Seborreguladores: niacinamida, ácido salicílico, retinoides, ácido azelaico, disminuyen el exceso de sebo producido por C.acnes que induce la formación de ácidos grasos proinflamtorios. Suelen combinarse con queratolíticos suaves como acido glicólico, málico o cítrico, los conocidos como alfahidroxiácidos (AHA)
  • Antibacterianos: triclosán, ácido láurico, aceite de árbol de té que evitan la proliferación de bacterias
  • Matificantes: Sílica, arcillas que disminuyen los brillos de la piel
  • Antiinflamatorios: ácido salicílico, hammamelis, gluconato de zinc, regaliza, niacinamida, bisabolol, áloe vera con el fin de ayudar e incrementar la tolerancia de las formulaciones más irritantes.

Todos estos ingredientes suelen ir combinados entre sí y en diferentes formas cosméticas, formulados con sustancias libres de grasas, no comedogénicas y no irritantes.