¡En verano las otitis se multiplican, y son capaces de aguarle las vacaciones a cualquiera! En la época estival aumentan los problemas de oído, especialmente la aparición de taponamientos y la otitis externa.

La otitis externa es una inflamación del conducto auditivo externo. Se debe, generalmente, a un agente infeccioso. Veremos todo lo que te conviene saber: qué factores la provocan, cómo prevenirla y, llegado el caso, qué debemos hacer para tratarla.

Lo de la otitis en verano no es casualidad

Durante los meses cálidos, época de playas y piscinas, el diagnóstico de otitis externas se dispara. Los factores clave son el calor y la humedad, que hacen que la piel del oído externo se reblandezca y genera un ambiente favorable para el crecimiento de gérmenes que terminan provocando una infección. Si esto no fuera suficiente, una concentración elevada de cloro y un pH inadecuado en las piscinas favorece la inflamación del conducto auditivo. 

La tormenta perfecta para el dolor de oídos.

Síntomas y signos de otitis externa

Aunque la otitis externa no es una afección grave puede ser muy dolorosa. 

Los síntomas principales son:

  • Dolor de oído. Que puede volverse más intenso al tirar de la oreja o hacer presión sobre ella.
  • Picor, enrojecimiento e inflamación. Que además nos invitan a manipular el oído con bastoncillos (en el mejor de los casos). 
  • Taponamiento constante.
  • Pérdida de audición. En principio pasajera.
  • Secreción.

PREVENCIÓN Y TRATAMIENTO DE LA OTITIS

Para no ser uno de tantos afectados por la otitis durante el verano, podemos seguir una serie de sencillas indicaciones que, aunque no son infalibles, sí pueden ayudarnos a evitar infecciones.

  1. Mantén los oídos limpios y secos. Asegúrate de que no queda agua almacenada en el oído al salir del mar, río o piscina. Inclina tu cabeza y tira ligeramente de los lóbulos para ayudar a salir esa gota de agua que te molesta. Usa una toalla para eliminar el exceso agua. Si estás en casa y es necesario puedes usar un secador de pelo a baja potencia. Si el agua sigue ahí pasado un tiempo prudencial, en las farmacias existen preparados para secar el oído.
  2. Evita el uso de bastoncillos de algodón. Están pensado para la higiene de la oreja: la parte más externa y no para introducirse en el conducto auditivo. Pueden empujar las secreciones hacia el interior del oído y provocar infecciones más serias. 
  3. Evita introducir cualquier otro objeto en los oídos. Esto es especialmente importante en niños. No será la primera vez que, tras unos días de desesperación, los padres acuden a urgencias a retirar algún agente extraño en el oído del niño y se extraen trozos de algodón o papeles. Ante el picor, los niños pueden intentar eliminarlo con cualquier cosa.

Si sigues estos consejos reducirás mucho el riesgo de padecer otitis del bañista.

Pero, si aún así terminas padeciéndola necesitarás acudir a un médico para que te diagnostique y te recete el tratamiento adecuado. Lo más habitual es el uso de analgésicos, antiinflamatorios y antibióticos en forma de gotas de aplicación ótica. En casos más severos, podría ser necesario administrar corticoides o antibióticos por vía oral.

EL CERUMEN: UN FACTOR DE PROTECCIÓN

El cerumen no es muy agradable, pero es un elemento de protección de nuestra salud auditiva.

  • Forma una película que repele el agua de la zona.
  • Es ligeramente ácido y constituye un agente antibacteriano y antifúngico.
  • Evita que suciedad, células muertas y otros residuos lleguen al oído medio.

Por supuesto, un exceso de cerumen puede resultar perjudicial, especialmente en épocas de calor: al entrar en contacto con el agua, el tapón de cera se hidrata y se hincha, aumentando su tamaño y taponando el canal auditivo. Esto puede provocar malestar, mareos o pérdida de audición.

En casos como este, el paciente debe acudir a un especialista, que, llegado el caso, lo extraerá con un lavado de agua tibia o con instrumentos como pinzas o un aspirador.

RECOMENDACIONES PARA UNA CORRECTA ADMINISTRACIÓN DE GOTAS ÓTICAS

  • Lávate las manos con agua y jabón.
  • Calienta el envase de gotas entre las manos, así será más agradable.
  • Coloca la cabeza de manera que el oído afectado quede hacia arriba.
  • Aplica las gotas de manera que caigan sobre la pared auditiva y no directamente en el canal, que vayan resbalando.
  • Evita que el cuentagotas toque el oído.
  • Permanecer en esa posición 3-5 min tras la instilación. Pon la cabeza en posición vertical y retira el exceso con un pañuelo de papel.

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