Ese hormigueo que tienes en las piernas, esa sensación de quemazón que genera la necesidad irrefrenable de moverlas puede esconder una enfermedad neurológica crónica.

A quien la sufre no le resulta fácil de explicar. Aparece de forma esporádica y no responde a la lógica convencional. Eso crea dudas e incertidumbres y es fácil no darle la importancia que tiene. Hoy vamos a disipar todas las dudas.

Detrás de ese nombre tan curioso se esconde una enfermedad neurológica crónica llamada “enfermedad de Willis-Ekbom” que se caracteriza por la aparición de sensaciones desagradables en las piernas estando en reposo. Los pacientes describen uno o más de estos síntomas:

  • Dolor
  • Hormigueo
  • Calambres
  • Quemazón
  • Pinchazo

Y todos los pacientes comentan la necesidad irrefrenable de mover las piernas. De ahí ese nombre tan curioso.

Una enfermedad con un patrón nocturno que puede comprometer el descanso

La mayoría de los pacientes comienzan con los síntomas de forma leve y esporádica. Muchos asumen algunas de estas molestias como normales y retrasan la búsqueda de ayuda médica. Es especialmente destacable que estos síntomas no se relacionan con una actividad física previa. Es decir, no se trata de una respuesta al cansancio o al estrés provocado por una actividad física vigorosa. Más bien al contrario, las molestias aparecen y se intensifican en períodos de reposo.

Se trata de una enfermedad con un patrón nocturno. Durante el día las molestias disminuyen. En muchos casos incluso desaparecen completamente. Cuando llega la noche los síntomas se intensifican llegando a afectar gravemente al descanso.

Es habitual que las personas que padecen el síndrome de las piernas inquietas tengan dificultades tanto para iniciar como para mantener el sueño.

Aunque no se trata de una enfermedad grave, requiere un correcto diagnóstico. De esa manera podremos evitar una pérdida de la calidad de vida de paciente y otros problemas asociados como depresión, ansiedad, cansancio, alteración del sueño, y alteración en las capacidades físicas y cognitivas del paciente.

El problema de fondo se desconoce

En la actualidad se desconoce en profundidad la causa de la enfermedad. Se clasifica en tres tipos.

  • El síndrome de las piernas inquietas primario o familiar. Lo estudios apuntan a causas genéticas y hereditarias y se sospecha que puede estar relacionado con un descenso en los niveles de dopamina, un neurotransmisor implicado en la realización de movimientos y coordinación muscular. La falta de dopamina puede generar problemas a medio y largo plazo, ya que es un neurotransmisor clave en la gestión de las recompensas emocionales.
  • El síndrome de las piernas inquietas secundario. Cuando es resultado de otra situación. Se lo ha relacionado con la falta de hierro o alteraciones en su metabolismo, el embarazo, la insuficiencia renal crónica o el uso de algunos medicamentos como antidepresivos o bloqueantes de dopamina.
  • El síndrome de las piernas inquietas idiopático. Esta es una forma elegante de decir “de origen desconocido”. Se clasifica como idiopático cuando no se relaciona con antecedentes familiares ni con otras enfermedades o situaciones.

¿Qué podemos hacer?

Existen medicamentos autorizados que el médico puede prescribir para el síndrome de las piernas inquietas. Pero, para eso, el paciente debe estar correctamente diagnosticado. 

Como no siempre es fácil diferenciar algunas molestias que pueden parecer normales com los síntomas propios de este síndrome, te dejamos algunos síntomas de alerta:

  • Aparición de una sensación desagradable de hormigueo, pinchazos y quemazón en las piernas.
  • Sensación de necesidad irrefrenable de mover las piernas.
  • Aparece o se incrementa por la noche, al descansar.
  • La actividad física, como caminar o hacer estiramientos, reduce los síntomas.
  • No existe ninguna otra condición médica que explique los síntomas.
  • Dificultar para dormir o tener un descanso de calidad.

Para el control de la enfermedad, además de seguir el tratamiento farmacológico prescrito, el paciente debe poner de su parte y seguir una serie de recomendaciones de hábitos saludables:

  • No ingerir sustancias con cafeína como refrescos, té o café. 
  • Mantener una rutina de sueño y acostarse y levantarse siempre más o menos a la misma hora.
  • Utilizar suplementos vitamínicos con vitaminas del grupo B y minerales.
  • Darse una ducha caliente y masajear las piernas antes de acostarse.
  • Aplicar compresas frías o calientes en las piernas en caso de aparición de sensaciones desagradables.
  • Evitar la fatiga y la somnolencia, ya que pueden agravar los síntomas.

El síndrome de las piernas inquietas esconde más de lo que puede parecer

El síndrome de las piernas inquietas se presenta como una enfermedad sin importancia.

Muchas personas se la toman a broma, pero ya hemos visto que esconde un problema neurológico de tipo crónico.

Requiere un diagnóstico y un tratamiento farmacológico. El no tratarla a tiempo y no tener una actitud proactiva para asumir los hábitos saludables necesarios puede complicar la situación y derivar en la aparición problemas asociados como depresión, ansiedad, cansancio, alteraciones del sueño y alteraciones de las capacidad físicas y cognitivas del paciente.

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