La actividad metabólica y la función de muchos órganos de nuestro cuerpo dependen del correcto funcionamiento del tiroides.
Es por ello que un diagnóstico precoz de los trastornos que afecten a la glándula tiroidea es importante, al igual que lo es un mejor entendimiento de las enfermedades tiroideas más comunes.
¿Qué es el tiroides y dónde se encuentra?
La glándula tiroides es un órgano formado por dos mitades (lóbulos) unidas por un istmo central, está situada en la parte anterior del cuello, por debajo de la nuez de Adán, y su diámetro es de aproximadamente 5 centímetros.
Esta glándula se encarga de la síntesis y secreción de las hormonas tiroideas, esenciales para el crecimiento y desarrollo, que además incrementan el consumo calórico, la actividad del aparato cardiovascular, respiratorio y digestivo, y estimulan el sistema nervioso central, entre otras acciones.
Para la síntesis de estas hormonas es imprescindible el iodo, que ingresa al organismo a través de los alimentos y el agua. Los requerimientos diarios de iodo varían en función de la edad, sexo y estado fisiológico.
Cuando el tamaño de la glándula aumenta de forma notable, causa lo que se conoce como bocio.
¿Cuáles son las hormonas tiroideas?
Hablamos de dos tipos de hormonas tiroideas activas biológicamente:
Tetrayodotironina o tiroxina (T4): supone alrededor del 93% de hormona secretada por la glándula tiroides. Esta T4 se transforma en T3.
Triyodotironina (T3) es la forma más activa, la que ejerce mayoritariamente los efectos.
Estas hormonas circulan en sangre unidas a proteínas específicas y, aunque la forma libre es la activa, esta sólo representa menos del 1% del total en sangre.
La síntesis y liberación de las hormonas tiroideas están reguladas por un complejo sistema a nivel cerebral, además de por una autorregulación de la propia glándula que depende de la cantidad de iodo presente en el organismo (a mayor cantidad de iodo en el organismo, menos capta la glándula tiroides y al revés):
- El hipotálamo segrega la hormona liberadora de tirotropina (TRH), que lleva a la hipófisis a producir hormona estimulante del tiroides (TSH o TIROTROPINA).
- La TSH estimula la glándula tiroidea para que segregue T3 y T4.
- Según la concentración de las hormonas tiroideas en sangre, la hipófisis acelera o enlentece la liberación de TSH.
¿Cuáles son las enfermedades del tiroides más comunes?
Hipotiroidismo
El hipotiroidismo se diagnostica cuando la producción hormonal es menor de la necesaria.
Se distinguen tres tipos de hipotiroidismo (primario -cuando el problema está en la glándula-, secundario -si el problema está en la hipófisis-, o terciario –localizado en el hipotálamo-)
En el 95% de los casos el hipotiroidismo es primario y se caracteriza por presentar
niveles altos de TSH (al ser insuficiente la cantidad de hormona tiroidea, el organismo compensa secretando TSH por la hipófisis).
Las causas del hipotiroidismo son diversas:
- Tiroiditis de Hashimoto: trastorno crónico autoinmune en el cual el tejido tiroideo es atacado por células y anticuerpos, produciendo una inflamación y disminuyendo su producción hormonal.
- Hipotiroidismo iatrogénico: puede aparecer tras una extirpación del tiroides, un tratamiento con I-131 o a consecuencia de la radioterapia.
- Hipotiroidismo iodo inducido: el defecto o exceso de iodo pueden producir hipotiroidismo congénito.
- Hipotiroidismo con bocio: es poco frecuente, pero puede producirse por defectos enzimáticos congénitos.
- Fármacos que interfieren en la síntesis de las hormonas tiroideas o en su absorción.
El hipotiroidismo aumenta su prevalencia en la población femenina a partir de los 60 años.
Durante la etapa gestacional es importante un adecuado aporte de iodo ya que la deficiencia de hormonas tiroideas durante la etapa gestacional produce alteraciones neurológicas graves irreversibles en el feto.
La población infantil puede presentar igualmente hipotiroidismo y suele vincularse a defectos hereditarios en la síntesis de las hormonas tiroideas o a una tiroiditis crónica autoinmune. Puede producir problemas en el crecimiento y desarrollo.
Sobre la sintomatología del hipotiroidismo cabe mencionar algunos aspectos:
- Los síntomas y signos de la enfermedad son inespecíficos y pueden ser confundidos con los de otras enfermedades. Además son de implantación lenta lo que hace que el diagnóstico en muchos casos sea por casualidad o tardío.
- La severidad de los síntomas depende del desarrollo de la enfermedad, la coexistencia con otros trastornos, la edad del paciente y/o el grado de alteración hormonal.
- Entre los más comunes se encuentran cansancio, hipotermia, aumento de peso, depresión, ansiedad, cabello y piel secas, estreñimiento, y edema en la zona de los ojos.
El tratamiento para el hipotiroidismo debe ser de por vida y tiene como objetivo resolver los síntomas y normalizar los niveles de TSH. Para ello, preferiblemente se suministra T4 (L-tiroxina) por vía oral.
Hipertiroidismo
El hipertiroidismo ocurre cuando la glándula tiroides produce un exceso de hormonas tiroideas. No debe confundirse con la tirotoxicosis que implica un exceso de hormonas tiroideas circulantes y no siempre está relacionado con una hiperproducción de la glándula.
Entre los trastornos asociados a hiperfunción tiroidea (Hipertiroidismo) destacan:
- Enfermedad de Graves: esta enfermedad autoinmune, muy frecuente en mujeres de mediana edad, ataca al receptor de TSH, lo que provoca un aumento del tamaño de la glándula tiroidea y consecuentemente de las hormonas segregadas por esta
- Bocio multinodular tóxico: después de la enfermedad de Graves, es la causa más frecuente de hipertiroidismo. Aparece cuando uno o más nódulos desarrollan autonomía funcional y activan constantemente la tiroides.
- Hipertiroidismo por iodo inducido: se produce cuando aumenta el aporte de iodo en personas con autonomía tiroidea.
Los síntomas más habituales en las personas que padecen hipertiroidismo son: sudoración taquicardia, pérdida de peso, ansiedad, insomnio y diarrea.
El tratamiento individual de cada paciente depende directamente de la causa de su hipertiroidismo. El restablecimiento de los niveles hormonales se realiza con la administración de medicación específica para aliviar el cuadro clínico.
En casos graves puede ser necesario realizar una tiroidectomía (cirugía para extirpar el tiroides).
Bocio
El bocio ocurre cuando el tamaño de la glándula tiroidea aumenta de manera notable.
Tiene un componente hereditario y suele asociarse al hipotiroidismo y el hipertiroidismo, aunque puede aparecer también en pacientes con una función tiroidea regular.
También se ha observado una mayor prevalencia de bocio en poblaciones donde hay una baja disponibilidad de iodo, aunque cada vez es menos frecuente.
Cuando su aumento produce molestias al tragar o al respirar, el tiroides debe extirparse, reemplazando su función metabólica con fármacos indicados para el tratamiento del hipotiroidismo.
Nódulos tiroideos y Cáncer de tiroides
Los nódulos son pequeños bultos que afectan al 40% de la población y que en la mayoría de los casos son benignos, aunque si presentan cierto tamaño y características se recomienda realizar una biopsia.
Alrededor de un 5% de los nódulos pueden malignizarse y derivar en cáncer de tiroides, que aunque es poco común, su prevalencia ha aumentado en los últimos años. El tratamiento es quirúrgico.