La semana pasada vino una chica a la farmacia. Me entregó su tarjeta sanitaria y contó, muy extrañada, que había ido al médico por una tos y que le habían prescrito un medicamento para la alergia. –“Pero yo no tengo alergia. Nunca la he tenido. Creo que el médico no me entendió.”-

Yo no puedo saber si se entendieron o no. Pero sí que hay lógica en prescribir un antihistamínico cuando el paciente tiene tos.

La primavera, la sangre altera

La primavera es esa época maravillosa en la que los días crecen y la naturaleza de despierta. Además, viene acompañada de una “alegre” sinfonía de estornudos, pañuelos y ojos llorosos.

Los procesos alérgicos ocurren cuando el sistema inmunitario se pone en marcha ante sustancias inofensivas.

Es un error en el sistema de defensa del organismo. En primavera suelen dispararse las alergias relacionadas con el polen.

Los síntomas clásicos de la alergia, los que todos conocemos son:

  • Congestión nasal
  • Aumento de la mucosidad nasal
  • Estornudos
  • Lagrimeo

Y nos quedan dos síntomas muy habituales pero menos conocidos, que son los que dan lugar a la duda que se nos plantea:

  • Dificultad respiratoria
  • Tos seca

¿Por qué una alergia puede producir tos?

El secreto está en la histamina. La histamina es una sustancia que está presente en el organismo de forma natural y que tiene varias funciones. Es muy abundante en las mucosas del aparato digestivo y del sistema respiratorio y también en la piel. Está presente en células del sistema inmunológico de forma inactiva. Sus funciones son:

  • Mediador de la inflamación. Cuando se detecta algún tipo de agresión, el propio sistema inmunológico libera la histamina. Funciona como una señal de que se necesita un proceso de inflamación para reparar tejidos o para luchar contra un agente externo peligroso.
  • Mediador en la producción de ácido estomacal.
  • Función neurológica. Tiene un papel en la regulación del sueño, en el apetito, en la temperatura y en el estado de ánimo.

En primavera, cuando todas las plantas despiertan y empiezan a esparcir polen por doquier, es fácil que no inhalemos. Todos inhalamos polen y a la mayoría de las personas no nos ocurre nada, porque es inofensivo. Sin embargo, las personas alérgicas reaccionan al polen como si fuese un agente patógeno. Las células de su sistema inmunológico se ponen a liberar histamina y se genera una reacción alérgica inflamatoria. Especialmente en los ojos (que están muy expuestos), en la nariz y en el resto del sistema respiratorio.

La liberación de histamina en las vías aéreas más profundas produce inflamación y dificultar para respirar y tos.

En primavera, el médico tiene mucho ojo

Cuando cualquier persona tiene tos y moco en época de gripes y resfriados, la primera opción en la lista es una rinitis vírica, o un proceso vírico de las vías aéreas superiores. Sin embargo, cuando el paciente presenta tos, congestión nasal, goteo nasal, y lagrimeo y estamos en primavera y el polen ya ha hecho acto de presencia, la opción de encontrarnos ante un proceso alérgico sube posiciones.

Y por eso, en primavera es fácil ver prescripciones de antihistamínicos para la tos.

¡Antihistamínicos hasta en la sopa!

Ahora que sabes algo más sobre la histamina podrás entender mejor porqué se usan antihistamínicos para muchas cosas. Por ejemplo:

  • Para ayudar a descansar. Algunos antihistamínicos tienen un efecto sedante y se usan para mejorar la calidad del sueño, como la doxilamina.
  • Para evitar el mareo. Por ejemplo, el dimenhidrinato.
  • En combinación en preparados antigripales. ¡Casi todos tienen algún antihistamínico! Puedes leer más sobre esto en este artículo
  • En combinación con jarabes para facilitar el descanso.
  • En formato tópico para picaduras.

Generación tras generación…

La tecnología farmacéutica actual nos ha llevado a tener antihistamínicos de diferentes generaciones, y esto nos ha permitido tener fármacos que actúan de forma muy específica. Algunos no tienen efecto sedante, otros son más efectivos para el mareo, etc. Se trata de una familia muy amplia de medicamos con una farmacología realmente apasionante.

Antihistamínicos sin receta

Algunos antihistamínicos pueden dispensarse sin receta médica. Son envases pequeños de entre 7 y 14 comprimidos para tomar de forma puntual.

Son medicamentos eficaces y seguros, pero no dejes de hablar con tu farmacéutico especialmente si tomas otra medicación, ya que, como has visto, actúan sobre muchos órganos diferentes y hay que valorarlo siempre con cuidado. Y, por supuesto, si estás embarazada o tienes alguna situación especial. ¡Los farmacéuticos estamos aquí para ayudarte!

Algunas claves

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