En muchas ocasiones se habla de artritis y artrosis como si fuesen lo mismo pero, ¿lo son? Lo cierto es que no, son dos enfermedades distintas con algunas similitudes.

Las dos son enfermedades reumáticas, que afectan a las articulaciones provocando dolor y que son más frecuentes en mujeres. A partir de aquí las similitudes terminan.

La artritis

La artritis es una enfermedad que provoca la inflamación de la membrana sinovial de una o más articulaciones. Puede aparecer a cualquier edad.

En condiciones normales el líquido sinovial lubrica las articulaciones pero cuando hay artritis la composición del líquido sinovial se altera de manera que su efectividad como lubricante disminuye. Esto provoca dolor, inflamación, deformación y una clara limitación funcional. En ocasiones, esta inflamación se generaliza afectando a otros órganos como el corazón, pulmón, riñón, piel y ojos, entre otros.

La artrosis

La artrosis es una afección crónica degenerativa que afecta al cartílago articular.

El cartílago recubre las estructuras óseas de las articulaciones evitando la fricción de los huesos, su pérdida progresiva implica que los huesos de la articulación dejan de estar protegidos ya que pierden esta especie de almohadilla y rozan produciendo dolor, rigidez y pérdida de movilidad.

¿Cuáles son las causas?

La artritis reumatoide (que es la forma de artritis más habitual) es una enfermedad autoinmune de causa desconocida. Se conocen factores desencadenantes que actúan en pacientes predispuestos, como pueden ser determinados agentes infecciosos, agentes tóxicos, factores sexuales, ambientales y genéticos.

La artrosis suele tener un origen degenerativo ya que la fricción continuada, la actividad física con sobrecarga de manera repetida sobre la articulación, el sobrepeso, traumatismos … originan un desgaste progresivo del cartílago que en estados avanzados de la enfermedad puede llegar a desaparecer.

Localización y síntomas

En la artritis reumatoide las articulaciones que antes se ven afectadas suelen ser los nudillos, muñecas y pies. También puede aparecer en rodillas, codos, hombros, tobillos y a nivel del cuello y es habitual que la afectación sea simétrica.

La artrosis normalmente se localiza en articulaciones de carga como rodillas, caderas, columna y manos fundamentalmente. 

El principal síntoma de ambas enfermedades es el dolor en las articulaciones. En la artrosis, el dolor es de tipo mecánico ya que se acentúa con el movimiento y mejora en reposo, se acompaña de rigidez (cuesta empezar a mover la articulación), con limitación en ciertos movimientos y crujidos. 

En la artritis  el dolor suele ser constante y no mejora con el reposo, la articulación está inflamada lo que limita la movilidad, también se acompaña de rigidez aunque más generalizada y prolongada que en la artrosis.

Pueden aparecer síntomas generales como fiebre, malestar, cansancio, falta de apetito y pérdida de peso. En fases avanzadas pueden aparecer manifestaciones en órganos y tejidos distintos a las articulaciones.

¿Cómo es el tratamiento?

La base del tratamiento de la artritis consiste en el empleo de fármacos que buscan aliviar el dolor, disminuir la actividad inflamatoria  y así evitar la progresión del daño articular y sus consecuencias. 

La artrosis hoy en día no dispone de un tratamiento curativo, así que el objetivo del tratamiento es aliviar el dolor, mantener la movilidad de la articulación y frenar o retrasar los efectos discapacitantes de la enfermedad.

El tratamiento debe ser individualizado y combinando tratamiento farmacológico y no farmacológico.

Tratamiento farmacológico:

Disponemos de muchísimos fármacos que permiten aliviar el dolor, aunque el tratamiento es individualizado ya que se seleccionan en función de las características de dolor que presenta la persona y teniendo en cuenta que serán tratamientos prolongados. 

Tratamiento no farmacológico: 

  • Promoción de hábitos de vida saludables: evitar la obesidad, seguir una dieta equilibrada, realizar ejercicio físico de manera regular y adaptado, no fumar y moderar el consumo de alcohol.
  • Uso de férulas y aparatos ortopédicos, dispositivos de asistencia cuando sea necesario.
  • Fisioterapia.
  • Tratamiento quirúrgico para reemplazar o reparar las articulaciones dañadas cuando la persona se halla muy invalidada o no se logra controlar el dolor.

Recuerda que cualquier duda que tengas puedes comentarla en tu farmacia de confianza, donde un profesional sanitario resolverá tus dudas.

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