Nos está tocando vivir una etapa complicada. Ha cambiado el orden de las cosas, y muchas de las actividades que realizábamos hace apenas unos meses, ya no podemos siquiera plantearlas. No vemos el horizonte del cambio y, encima, se nos exige que nos adaptemos continuamente a restricciones o limitaciones cambiantes.

Nos gustan nuestras rutinas y nuestra forma de vida, que en muchos casos obedece a un sentimiento o forma de ser colectiva e identitaria. Pero no hay opción: hemos de adaptarnos en profundidad a las exigencias de la prudencia, a las restricciones y a las recomendaciones de orden sanitario. Solo así podremos superarlo con el menor coste para nuestra salud. Si lo hacemos bien, nos irá bien.

Es momento de aunar criterios y esfuerzos, de tener las ideas claras y de utilizar todos los recursos posibles para lograrlo. Esto no es una opción. Cada día se abren los informativos con una retahíla de datos de afectados, localizaciones geográficas y estadísticas de la pandemia en todo el territorio nacional. Además, nos hablan del nivel de saturación de las UCI, de los ingresos hospitalarios, de las pruebas diagnósticas que se realizan y de la necesidad de recursos económicos y humanos para llegar al máximo nivel posible de control y de prevención.

En España, contamos con una extensa red de más de 23.000 farmacias perfectamente distribuidas por nuestra geografía, tanto en el ámbito rural como el urbano, que hace que el 98% de la población tenga una a menos de 250 metros de distancia. En esta situación y en estos momentos, creemos que los farmacéuticos, como profesionales sanitarios, podemos aportar mucho más en el objetivo de prevenir y controlar una enfermedad que se extiende sin límites geográficos.

La posibilidad de realizar test rápidos, o la vacunación de la gripe de forma coordinada, se nos antoja una iniciativa que ayudaría a descongestionar a la atención primaria, y así conseguir mejores resultados en la lucha y prevención de la enfermedad. En los días del confinamiento en estado de alarma, los farmacéuticos comunitarios habilitamos con la autoridad sanitaria un procedimiento para la dispensación domiciliaria de medicamentos, que evitara a los pacientes más vulnerables el hecho de tener que desplazarse para retirar su medicación. Funcionó y muy bien. Tengámoslo en cuenta.