Hace unos 5 años una madre entró preocupada en la farmacia. –Mi hijo no se encuentra bien, tiene fiebre y le duele la garganta. – Hasta ahí todo normal…

Le hice algunas preguntas de rigor: ¿Cuáles son los síntomas que tiene? ¿Desde cuándo está enfermo? ¿Está tomando algún medicamento? ¿Tiene alguna alergia? ¿Qué edad tiene? Bueno, lo típico. Le di a la señora algunos consejos básicos y le dije que si el niño se sentía peor viniera de nuevo. No supe más hasta unos días después.

Pasado unos días la madre volvió a retirar medicación y le pregunté por el niño. He de confesar que cuando me lo contó no me lo creí. Me contó que llevó al niño al médico, que el médico le hizo una revisión, puso cara rara y llamó a otro médico. El segundo médico revisó al niño, le hizo algunas preguntas, puso cara rara y decidieron llamar a un tercer médico. El tercer médico, que según la madre parecía el mayor de los tres, vio al niño. Habló con los dos médicos más jóvenes. Puso cara rara. Volvió a revisar al niño y dio el diagnóstico “Sospechamos que este niño tiene escarlatina”. Cosa que certificaron después de una analítica.

No sería la primera vez que alguien me cuenta algo difícil de creer en la farmacia. Algunos pacientes confunden lo que les dicen los médicos y vienen diciendo que su madre tiene problemas de próstata y cosas así. Pensé que era uno de esos casos. Que el niño tendría “algo parecido” a la escarlatina. Pero la madre detectó mi incredulidad y me contó de nuevo y con detalle el tema de los 3 médicos y de la analítica.

Al parecer había un brote de escarlatina en la provincia cuando se creía que era una enfermedad prácticamente desaparecida.

Un par de semanas más tarde pude hablar con el pediatra de mis hijos y le conté la historia. Y me confirmó que, efectivamente, habría un brote de escarlatina y que todos los médicos estaban sorprendidos.

Escarlatina y lengua de fresa

La escarlatina es una enfermedad infecciosa. Está causada por una bacteria y se transmite a través de gotitas de saliva que viajan por el aire o a través de objetos que sirven de vehículo.

Es una enfermedad infantil que afecta a niños de entre cinco y doce años.

Tiene un carácter leve y un pronóstico favorable si se diagnostica a tiempo y se instaura un tratamiento adecuado.

Tiene algunos síntomas poco específicos como la fiebre, que puede ser bastante alta; dolor de garganta y vómitos. Pero también tiene algunos síntomas curiosos. En concreto dos:

  • La lengua de fresa. La lengua se cubre de una capa blanquecina con grandes puntos rojos. Al avanzar la enfermedad empieza a haber una descamación, cosa poco habitual en la lengua y se muestra roja, con puntos más rojos y una descamación blanquecia… la famosa lengua de fresa o de frambuesa.
  • Erupción en la piel de color rojo escarlata que se hace especialmente evidente en los pliegues.

Si te has leído unos cuantos artículos tal vez estás pensado en la palabra que usamos cuando una enfermedad tiene un sarpullido típico. Sí, se trata de una enfermedad exantemática.

La evolución de la enfermedad y tratamiento

  • Periodo de incubación de entre tres a cinco días.
  • Aparecen los síntomas de forma brusca en entre doce y veinticuatro horas.
  • Durante tres o cuatro días más se mantiene el sarpullido típico y los demás síntomas van remitiendo poco a poco.
  • La descamación puede durar incluso semanas.

En cuanto al tratamiento se recomienda reposo, tomar abundante agua para evitar la deshidratación (que es el principal problema de la fiebre), usar analgésico para el dolor y antitérmicos si la fiebre es alta y la base del tratamiento es un antibiótico específico. Por eso es muy importante que la enfermedad se detecte pronto para iniciar el tratamiento con el antibiótico adecuado.

Complicaciones

Como decíamos antes, la escarlatina en sí misma no plantea un problema de salud muy grave. Sin embargo, existen unos riesgos asociados que no son para tomarse a broma.

Asociada a la escarlatina existen otros tipos de infecciones que pueden causar otitis, mastoiditis, bronconeumonías, e incluso glomerulonefritis y fiebres reumáticas.

La escarlatina se fue y volvió

¿Por qué tanta sorpresa entre los médicos? ¿Por qué no creí yo a la madre que me contó la historia? Pues porque creímos que la enfermedad había desaparecido.

En realidad, la escarlatina nunca desapareció, como otras enfermedades que hemos logrado erradicar de la faz de la tierra.

La aparición de los antibióticos hizo que su prevalencia se redujera muchísimo y sus complicaciones aún más.

En la década de los 40 se llegó a pensar que la enfermedad desaparecería. Cosa que no sucedió. Desde 2010 ha habido un incremento importante a nivel mundial y en 2015 la prevalencia se había quintuplicado hasta los 600.000 casos en todo el mundo.

Se cree que el aumento responde a un salto evolutivo en los Streptococos que causan la enfermedad que se han vuelto más virulentos y son capaces de colonizar células de forma más efectiva.

¿Y ahora qué?

Pues tranquilidad y buena letra. El incremento de escarlatina no parece preocupar a la comunidad científica ya que responde muy bien al tratamiento.

AUTOR

Adrián Acuña Ferradanes

Farmacéutico comunitario

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