Hace noventa años, el científico Británico Alexander Fleming descubrió los efectos de la penicilina cuando un hongo contaminó accidentalmente una placa de Petri en la que cultivaba bacterias. Mucho han cambiado las cosas desde entonces.

Aquel descubrimiento supuso un avance enorme para toda la humanidad. Desde que se publicó la investigación, en 1929, hasta ahora se han salvado millones de vidas gracias a los antibióticos. Sin embargo, esta panacea curativa está dejando de funcionar. En estos años hemos aprendido muchas cosas sobre las bacterias y sobre cómo funcionan los antibióticos.

En este artículo vamos a explicarte qué son las bacterias, qué son los antibióticos, cómo funcionan unos, qué son las resistencias y porqué nos plantean un problema tan enorme. ¡Vamos allá!

QUÉ SON LAS BACTERIAS Y CÓMO PRODUCEN ENFERMEDADES

Existen muchos tipos diferentes de bacterias. La mayoría de ellas no causan ningún tipo de daño. Algunas cumplen funciones muy beneficiosas para nuestro organismo, como ayudar a sintetizar vitaminas, colaborar en la digestión, proteger las mucosas o estimular nuestro sistema inmunológico. Otras, menos del uno por ciento, son potencialmente patógenas y en determinadas circunstancias pueden producir enfermedades.

Las bacterias patógenas se reproducen rápidamente dentro del cuerpo, segregan toxinas que dañan los tejidos, y así causan enfermedades. Nuestro sistema inmunológico actúa frente a ellas, pero, en ocasiones, es necesario utilizar medicamentos para combatirlas. El tratamiento habitual son los antibióticos.

QUÉ SON LOS ANTIBIÓTICOS Y POR QUÉ HAY QUE ELEGIR EL ADECUADO

Los antibióticos son medicamentos capaces de frenar el crecimiento o matar a diferentes tipos de bacterias. Elegir el antibiótico adecuado en cada caso es bastante complicado por varias razones:

  • Cada antibiótico es eficaz frente a unas bacterias en concreto, no actúan sobre todas ellas.
  • Tratar una infección con un antibiótico inadecuado puede complicarla.
  • Una enfermedad con unos síntomas concretos puede estar provocada por diferentes tipos de bacterias. Una infección de orina, por ejemplo, suele estar causado por bacterias E. Coli o por bacterias del género Proteus. En ambos casos el antibiótico de elección es diferente.

POR QUÉ ESTÁN DEJANDO DE FUNCIONAR, QUÉ SON LAS RESISTENCIAS

En las últimas décadas están apareciendo bacterias resistentes a los antibióticos. Las resistencias son adaptaciones evolutivas de las bacterias para sobrevivir, características que hacen que dejen de ser sensibles a un antibiótico en concreto.

Las infecciones causadas por bacterias resistentes son muy peligrosas. En España matan a tres mil personas al año, en Europa a treinta y tres mil, y se calcula que en el año 2050 provocarán más muertes que el cáncer.

CÓMO PODEMOS EVITAR LA APARICIÓN DE RESISTENCIAS

La aparición de resistencia es un proceso natural que ocurre cuando ponemos en contacto a las bacterias con los antibióticos. Es un proceso que no podemos evitar. ¿Qué podemos hacer al respecto?

  • Favorecer el desarrollo de nuevos antibióticos y reservarlos para situaciones extraordinarias. En las décadas posteriores al descubrimiento de Fleming aparecieron muchos tipos de antibióticos. En los últimos veinte años, los nuevos antibióticos se pueden contar con los dedos de una mano.
  • La segunda medida es usar los antibióticos de los que disponemos solo cuando sean absolutamente necesarios. Limitar las veces que el antibiótico entra en contacto con poblaciones de bacterias para evitar la aparición de resistencias y utilizarlos siempre cumpliendo la pauta y la duración del tratamiento prescrito por el médico.

LOS ANTIBIÓTICOS Y LOS VIRUS

Es importante señalar que los antibióticos no son eficaces frente a los virus, y estos son los responsables de las infecciones más habituales como la rinitis, el resfriado o la gripe. En estos casos la utilización de antibióticos está desaconsejada, pueden producir efectos adversos y además pueden disminuir el efecto del sistema inmunológico. En algunas ocasiones, enfermedades causadas por virus pueden verse complicadas por infecciones bacterianas secundarias como en el caso de la amigdalitis bacteriana que llega asociada a un resfriado. En estos casos el médico tiene que confirmar la aparición de la infección bacteriana y pautará el antibiótico más adecuado en función de la bacteria responsable y del estado del paciente.

LA SEGURIDAD DE LOS ANTIBIÓTICOS

Nunca debe usarse un antibiótico sin la prescripción del médico. No solo por el riesgo de la aparición de resistencias, además, como todos los medicamentos, pueden producir efectos adversos. No son sustancias inocuas. Los más habituales son diarrea, náuseas, vómitos y aparición de erupciones cutáneas. Además, muchos de ellos producen fotosensibilidad, es decir, favorecen la aparición de quemaduras producidas por el sol y también existen muchas alergias asociadas a diferentes tipos de antibióticos.

CLAVES PRÁCTICAS SOBRE EL BUEN USO DE ANTIBIÓTICOS

  • No uses antibióticos por tu cuenta. No es fácil distinguir las infecciones virales de las bacterianas sin protocolos y pruebas específicas. Si lo haces estarás favoreciendo la aparición de bacterias resistentes.
  • No uses un antibiótico que ya usaste anteriormente y te fue bien. La misma infección, con los mismos síntomas y la misma evolución puede estar causada por bacterias diferentes, o incluso por virus. El médico buscará el tratamiento más adecuado.
  • El color y la consistencia del moco no son indicios de que una infección tenga origen bacteriano. Esta es una cuestión habitual en las farmacias, pero lo cierto es que la densidad y color del moco cambian como resultado de la respuesta inmunológica y evoluciona igual en caso de infección vírica o bacteriana.
  • Sigue la pauta prescrita por tu médico. La mayoría de los antibióticos paralizan a las bacterias rápidamente, y con esto los síntomas desaparecen, pero tardan varios días en eliminar la infección completamente. Completa los ciclos de tratamiento para evitar recaídas y no favorecer la aparición de bacterias resistentes.
  • No acumules antibióticos de un tratamiento anterior. Las cajas de los antibióticos están adaptadas a las pautas para tratar las patologías más habituales. Casi siempre hacer el tratamiento completo implica terminar las cajas, pero no siempre. Si te sobra antibiótico al terminar tu tratamiento, lleva el resto al punto SIGRE de tu farmacia. Si lo vuelves a necesitar será el médico el que te prescriba el más adecuado.
  • Si tienes cualquier duda en el uso de un antibiótico o de cualquier otro medicamento consulta a tu farmacéutico. Hay más de 22.000 farmacias en toda España y siempre encontrarás un farmacéutico para aclarar tus dudas y ayudarte a cuidar tu salud y la de los tuyos.

AUTOR

Colegio de Farmacéuticos de Pontevedra

Comisión de publicaciones

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