Aunque al inicio de esta crisis sanitaria las Autoridades Sanitarias no aconsejaban el uso generalizado de mascarillas, la evolución de los acontecimientos, los avances en el conocimiento científico y la mayor disponibilidad de estos productos han llevado a un cambio de criterio respecto a su uso.

En la actualidad el uso de mascarillas es obligado en personas que presenten sintomatología compatible con una infección respiratoria aguda y en los mayores de 6 años, en la vía pública, en espacios al aire libre y en cualquier espacio cerrado de uso público o que se encuentre abierto al público, siempre que no sea posible mantener una distancia interpersonal de al menos 1,5 metros.

Puntos clave

El uso de mascarilla no sirve de nada si no se acompaña del resto de medidas higiénicas y distanciamiento social: lavado frecuente de manos con agua y jabón, evitar tocarse los ojos, nariz o boca. Cubrirse la boca y nariz con la flexura del codo o con un pañuelo desechable al toser o estornudar. Tirar los pañuelos desechables en la basura y lavarse las manos después de hacerlo. Mantener la separación física entre personas de unos 2 metros.

Las mascarillas ofrecen protección respiratoria, no protegen los ojos, otra posible vía de entrada del virus.

No todas las mascarillas son iguales, de manera general existen tres tipos de mascarillas en base a su capacidad para proteger al usuario de la mascarilla y/o al resto de la población siendo más recomendable unas u otras según la situación:

  • La mascarilla higiénica es la opción recomendable para el uso por parte de la población general sana por su buena capacidad de filtración, comodidad y por su posibilidad de reutilización
  • Las personas con síntomas, personas con contactos estrechos de casos confirmados, pertenecer a grupos vulnerables (personas mayores, personas con patologías crónicas o embarazadas) o cuidadores de personas vulnerables, el uso de mascarilla quirúrgica es prioritario.
  • Las mascarillas filtrantes se consideran equipos de protección individual (EPI) deben reservarse para profesionales sanitarios que atiendan a personas infectadas por SARS-CoV-2.

Las mascarillas hay que desecharlas cuando estén húmedas o sucias y hay que evitar reutilizar las mascarillas de un solo uso. Las mascarillas quirúrgicas son de un solo uso.

En el caso de mascarillas higiénicas reutilizables, salvo indicación contraria del fabricante, se pueden limpiar y desinfectar en lavadora a 60-90 ºC con agua y detergente; sumergir en lejía diluida (1:50) en agua tibia durante 30 minutos o desinfectar con productos virucidas siguiendo las instrucciones del fabricante en cuanto a dilución del producto y tiempo de contacto. En estos dos últimos casos después hay que lavar con agua y jabón aclarando bien para eliminar restos de producto.

Existen otros métodos de desinfección para mascarillas no reutilizables (altas Tª, alcohol pulverizado, exposición solar) pero que solo han sido ensayados sobre modelos de mascarillas concretos y en el momento actual (redacción del artículo) no se dispone de la suficiente evidencia para generalizar el uso de estas recomendaciones.

Colocación, retirada y lavado de la mascarilla higiénica 

Colocarnos la mascarilla, aunque parece algo sencillo, tiene su truco. Si no lo hacemos correctamente no se reduce el riesgo de transmisión del virus e incluso podríamos incrementarlo, por lo que un uso correcto es clave para su efectividad.

En el caso de los niños, todo el proceso debe ser supervisado por un adulto.

Las mascarillas quirúrgicas no deben usarse del revés y si son de dos colores, la parte de color se colocará hacia afuera y la parte más clara hacia el interior en contacto con la cara. Si son de un único color, el fabricante tiene que informar de su correcta colocación.

Ninguna mascarilla debe llevarse al cuello o en la frente.

El primer paso es lavarse las manos con agua y jabón o con una solución hidroalcohólica. Después pondremos la mascarilla en la cara con su parte superior a la altura de la nariz. Sosteniéndola desde el exterior, sujetaremos los arneses detrás de la cabeza o a ambos lados de las orejas –según el modelo-. Luego ajustaremos la parte inferior para que también cubra la barbilla y finalmente pellizcaremos la pinza nasal para acomodarla a la nariz. Una vez colocada, no volveremos a tocar la mascarilla con las manos y si necesitamos hacerlo nos las lavaremos previamente.

Para quitarse la mascarilla, volveremos a limpiarnos las manos y la retiraremos de nuestro rostro sin tocar la parte frontal. Una vez terminemos esta operación, otro aseo de manos.

Las mascarillas se pueden almacenar en una bolsa de papel limpia, colocándola de manera que no se contamina la parte interior.

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