No se puede negar, las enfermedades exantemáticas tienen algo especial. Este grupo de enfermedades que tienen algún signo evidente en forma de sarpullido característico son muy interesantes.

Que un virus entre en nuestro sistema y sea capaz de generar unas manchas, o unos granitos -en realidad deberíamos hablar de lesiones- diferentes a las de cualquier otra enfermedad es una curiosidad biológica fascinante. Hoy hablaremos de una de ellas que es muy común, que se caracteriza porque aparecen lesiones muy características y además con una distribución realmente llamativa: la enfermedad mano, boca, pie.

La enfermedad mano, boca, pie

Se trata de una enfermedad causada por un virus. Es especialmente frecuente en niños y suele ser de carácter leve. Aparece con mayor frecuencia en la primavera y en el verano y se presenta en forma de brotes. El nombre la describe muy bien, ya que se caracteriza porque aparecen lesiones en forma de vesículas (abultamientos de pequeño tamaño que aparecen en la piel llenos de líquido) en la zona de la boca y manchas en las manos y los pies. Ocasionalmente también pueden aparecer lesiones en la zona del pañal.

El virus que la causa se denomina Coxsackie A16. Es un virus de la familia de los enterovirus, un grupo numeroso de virus muy contagiosos cuyo hábitat y su lugar de replicación es el tracto intestinal humano. Se transmiten por vía fecal oral y respiratoria y son responsables de una amplia variedad de infecciones, en general, leves y que pueden aparecen a cualquier edad. Cuando un enterovirus nos infecta pasa a estar presente en fluidos y secreciones corporales como la saliva, las heces y la mucosidad. Otros enterovirus conocidos son los poliovirus, de los que ya hablamos cuando hablamos de la polio.

La enfermedad mano, boca, pie se transmite con mucha facilidad a través del contacto con las secreciones contaminadas (como ya hemos dicho saliva, heces y mucosidades). Además, estos enterovirus son capaces de sobrevivir sobre objetos durante mucho tiempo. Estas características hacen que sean muy fácilmente transmisibles en los colegios.

Para evitar la transmisión del virus, es necesario extremar la higiene y frecuencia del lavado de manos y de los objetos que hayan podido estar en contacto con los fluidos.

Síntomas y evolución de la enfermedad mano, boca, pie

Además del sarpullido típico que incluye llagas en la boca (dentro y fuera) y manchas en manos y pies, la enfermedad mano, boca, pie suele aparecer con otros síntomas:

  • Fiebre
  • Dolor de cabeza
  • Dolor de garganta
  • Sensación de malestar general
  • Irritabilidad en bebés y niños
  • Pérdida de apetito

Tiene un período de incubación desde la exposición de entre 3 y 6 días. Lo primero que ocurre es que aparece la fiebre y días más tarde el sarpullido. Por eso en muchas ocasiones se confunde con la gripe, el resfriado u otras enfermedades de las vías aéreas. También suele confundirse con la herpangina, una enfermedad de la que hablaremos en otro artículo.

La enfermedad se resuelve sola a los 5 ó 10 días. Tiene una buena evolución y rara vez se complica.

Tratamiento

No se dispone de un tratamiento específico para esta afección. Recuerda que, al ser de origen viral, el empleo de antibióticos no tiene sentido y favorece la aparición de bacterias resistentes. Las terapias disponibles están orientadas a limitar o a atenuar los síntomas por lo que se suelen prescribir medicamentos antitérmicos y/o analgésicos y a calmar la molestia de las llagas en la boca.

Recomendaciones en caso de que tu hijo tenga la enfermedad

Ante todo, mucha calma. Como ya hemos visto se trata de una enfermedad de carácter leve, que se resuelve en 5 o 10 días y que no deja ningún tipo de secuela. Solo tiene dos posibles cuestiones que hay que tener en cuenta. Por un lado, posible deshidratación y la falta de apetito, ya que las molestias en la boca pueden llevar a un niño a comer y beber menos de lo necesario. Y, por otro, la enfermedad es muy contagiosa, así que habrá que tomar las medidas adecuadas para evitar contagios.

Algunas ideas prácticas:

  • Beber mucha agua. La principal complicación de la enfermedad mano, boca, pie, es la deshidratación. Por eso la primera recomendación es asegurarte de que tu hijo se mantiene perfectamente hidratado.
  • Seguir una dieta blanda. Elegir comida que resulte poco molesta en caso de ampollas en la boca.
  • Extremar la higiene. El lavado de manos y la limpieza de superficies y objetos contaminados para evitar los contagios. No solo las manos del enfermo, sino también las del resto de la familia que esté en contacto con él.
  • Evitar compartir alimentos, bebidas y objetos de uso personal. En función de la edad, intentar hacer un aislamiento relativo. Recuerda que este virus es capaz de sobrevivir mucho tiempo en objetos.

La mayoría de los niños se vuelven inmunes con la edad

Después de superar la enfermedad nuestro organismo genera inmunidad contra este virus. Por eso es poco habitual que los adultos se enfermen. En la mayoría de los casos su sistema inmunológico ya está preparado para combatirla eficazmente. Sabemos que la infección es transmisible aunque no se presenten síntomas, además de que es una enfermedad con un período de transmisión muy largo, ya que el virus se puede eliminar en heces hasta semanas después de que finalice la enfermedad. Por eso es tan importante extremar las precauciones para no contagiar a los de alrededor.

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